viernes, 22 de agosto de 2008

¿Y si los Aztecas hubiesen descubierto Europa ?. 1er capítulo


Por:

Héctor Augusto Martínez Spota


A continuación inicia una mini-serie, modesta y humildemente de mucho más calidad que las producidas por nuestras beneméritas cadenas nacionales de televisión, con la diferencia de que la única inversión para su realización fueron las neuronas flameadas del cerebro de su servidor.
A fin de no cansar al paciente lector, esta mini-serie se ha dividido en cuatro entregas, a cual más interesante.

Con todo mi cariño:


Por:

Héctor Augusto Martínez Spota


Nos volvemos a preguntar: ¿qué hubiera pasado si la conquista hubiese sido al revés; es decir, si en lugar de descubrirse América por los Españoles, se hubiera descubierto Europa por los Aztecas ?, en las siguientes líneas encontraremos las respuestas a las muchas interrogantes que sin duda habrán de surgir.


Corría veloz, como suelen hacerlo los meses cuando forman equipo, el venturoso año de 1419 D.C.
En La Gran Tenochtitlán, capital del pujante e industrioso Imperio Azteca, se respiraba un aire de trabajo con avances impresionantes.
En todo el territorio ..¿ ..sabiamente....? gobernado por Foxtezuma I florecían la industria, el comercio, las artes y la riqueza se reflejaba en las imponentes construcciones que años más tarde llegarían a asombrar a los estudiosos de aquel pueblo.
El vértigo de grandeza que vivía la nación alimentó los proyectos de un ambicioso chinampero real llamado Topiltzin Coyotl, quien de algunos años a ese entonces había tratado de vender a su Soberano la idea de emprender un viaje de conocimiento y conquista a la que dió en llamar: " La tierra del jamón y las fabes", territorio ubicado, según el proyecto, en linea recta de Zempoala hacia el mar, torciendo a mano derecha.

En una de sus muchas entrevistas con los asistentes, asesores y algunos lambiscones de El Monarca, Topiltzin fué cuestionado en el sentido de -valga el juego de palabras-, ¿ cuál sería el sentido de emprender tamaña aventura ? a lo que el contestaba sereno:
"Tantas y tan variadas serán las riquezas que obtengamos, que nuestra nación tendrá el poder suficiente para conquistar hasta a sus odiosos vecinos Apaches, Shoshones, Mescaleros, Sioux, gringos y demás, sometiéndolos al Tlatoánico yugo de Nuestro Señor.
Aún cuando Foxtezuma primero, primero le midió el agua a los camotes ( Sentido figurado; no es que Foxtezuma elaborara y comerciara con tan delicioso y mexicano manjar, sino que tomó sus precauciones al respecto), la idea empezó a bullir en el cerebro del noble y Guanajuatense personaje y llegó el tiempo en que despertaba sobresaltado luego de soñar con cabelleras del color del Sol que llegaban a reposar en su real almohada.
Estos sueños se repetían una y otra vez, como los recordatorios de pago del agua o el predial y los anuncios de los refrescos de cola (de beber, no de bañar, se entiende).
Transcurrieron los meses y cierta tarde en que Martolinalli, la esposa del Monarca no tenía cosa mejor que hacer, ni tenía programada su diaria conferencia de sublime y pulida oratoria que puntualmente endilgaba al pueblo a través de todos los voceros reales, envió por el chinampero real.
Así que llegó Topiltzin a la presencia de su "Soberana" ( título que se adjudicó a si misma Martolinalli, habida cuenta que no era reconocida como tal por la Tlatoánica Constitución que regía la vida de La Gran Tenochtitlán), ésta le pidió que le relatara con amplitud en qué consistía el proyecto aduciendo que se le había extraviado el ejemplar que le había hecho llegar muchos meses antes, mismo que , en un gesto femenino harto conocido: "no recordaba donde lo había puesto ".
Se discutió a lo largo de todo el día lo referente al modelo de las naves a utilizar, materiales de que estarían construídas y diverss alternativas de construcción, de acuerdo a los costos recientemente cotizados por el Chinampero real, al tipo de impedimenta, provisiones y vituallas con que se debía dotar a la fuerza expedicionaria, se analizó el tipo de uniformes de viaje y de combate, la calidad y cantidad de armamento, como macanas, escudos, flechas, arcos, etc.

El tipo de provisiones de boca que sería menester cargar en las naves y finalmente, el tipo de naves a utilizar, habiéndose presentado por parte del Chinampero real un avanzado diseño de trajinera habilitada para viajes largos. (se deconocía el término "Transoceánicos").

El Real secretario privado Cocoliso Cuautle tomaba nota de cada concepto y a la derecha, en una columna específica iba costeando cada renglón.

Cuando se terminó de hacr la relación éste personaje expresó su opinión, no con palabras, sino con un elocuente silbido que podría significar cualquier cosa, menos una aprobación al proyecto económico.

Mirándole como si fuera un ser venido de otro mundo, recorriéndo su metro sesenta cenímetros con la real mirada, Martolinalli le urgió a expresar su opinión. El secretario, visiblemente turbado formó con sus dedos índice y pulgar de la mano derecha una especie de círculo, al tiempo que preguntaba a la real consorte: ¿ Y con qué ?.

Esta como siempre fuera de la realidad repuso: "con madera, ramas , obsidiana y tejamanil, como siempre.

"No, Majestad, repuso ciertamente molesto el secretario, no me refiero a con qué van a fabricar las flechas y demás armamento, sino con qué recursos se va a costear la expedición.

En ese momento, Martolinalli recordó que no poseía ni en efectivo, en cheque o en tablillas de crédito la cantidad señalada.

Recurrió a los banqueros reales quienes adujeron que "el corto monetario" ordenado por Foxtezuma les impedía reunir la cantidad que se requería.

Re4currió a los Bribiesca, quienes señalaron que todavía no habían hecho "bonche" y no podían apoyarla por el momento.

Acudió posteriormente a Giletti Diaztla, administrador de la Reaol Hacienda y Crédito Para el Pueblo , quien se negó en redondo a participar en el proyecto, aduciendo que Foxtezuma podría aplicar sobre su persona el reciente decreto-Ley "anti tepocatas, víboras chirrio9neras y viudas negras que preveía sanciones muy severas para quienes, perteneciendo a la clase gobernante, evadieran o vulneraran la Ley.

De tal manera que existía una barrera que separaba a la sufrida real consorte de las arcas reales y hacía más difícil - si esto todavía era posible -, la realización de su sueño.

Sin embargo, Martolinalli, tozuda como toda mujer, hizo entonces el arqueo de sus propios bienes, entre joyas, prendas de Chanel, Dior y Armani y casas, terrenos, acciones en diversas empresas aún cuando precavidamente les había puesto a nombre de los Bribiesca y otros conocidos, lotes de ganado en las costas, etc., y con no poco esfuerzo logróreunir la cantidad que se requería, misma qu7e entregó a Topiltzin quien de inmediato se dirigió a la costa para iniciar la construcción de las tres imponentes trajineras que le servirían para acometer la aventura.

Pasaron los meses, y las trajineras, a las que se bautizó como: "La Escuintla"; "La Jaspeada" y "La Tonantzin", estaban a punto de ser botadas, situación que con la genialidad y rapidez mental que le caracterizaba hiso pensar a Topiltzin, que esas poderosas naves requerían de ho9mbres para ser tripuladas y hacerse a la mar (pequeño e insignificante olvido en que incurrió nuestro chinampero).

El reparar en este pequeño detalle obligó a nuestro personaje a programar un nuevo viaje a La Gran Tenochtitlán.

Después de cuatro días de viaje, llegó a la florida y fresca Gran Tenochtitlán y de inmediato se entrevistó con Martolinalli quien al conocer el problema, se puso al habla con el jefe de gabinete de Fopxtezuma y luego de "hacerle la chillona", logró sacarle la autorización para que ciento cincuenta reos de diversos penales, fuesen liberados para conformar debídamente a la Fuerza Expedicionaria Marítima Azteca.

( Continuará mañana)

Todo comentario será bien recibido al e-mail hectorams@gmail.com

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