sábado, 16 de agosto de 2008

Turismo del futuro


Por:
Héctor Augusto Martínez Spota

A la vista de las terribles deformaciones que sufre la historia de acuerdo a la óptica de cada persona que la aborda, lo cual se hace patente cuando en muchos eventos ocurridos en el pais la mayoria de nuestros historiadores no se ponen de acuerdo tanto en fechas y lugares, como en momentos y condiciones, personajes, etc., he dcidido echar a volar un poco la imaginación y tratar de visualizar de que manera se desarrollaría un recorrido guiado por esta nuestra ciudad capital, digamos, en el año 2999....¡Aquí vamos!..
Abordamos el lujoso y brillante Astro Jet de superficie estacionado en el andén 75 del vetusto Teatro de las Bellas Artes, que no palacio como erróneamente se le calificó, en el centro arcaico de la ciudad, donde somos recibidos por dos hermosas edecanes vestidas con el uniforme reglamentario de la compañía.
El guía se encuentra cómodamente instalado al frente, equipado con el micrófono biofotónico, a través del cual nos dará la información pertinente a lo largo del recorrido.
Tomamos asiento en los mullidos sillones de convección de aire; nos ajustamos el cinturón magnético de reglamento y calibramos los audífonos traductores automáticos audiobiofotónicos, preparándonos a disfrutar del viaje y la consiguiente explicación.
Y a la voz de: "Señores visitantes, se encuentran ustedes a bordo del desplazador Astro Jet de superficie modelo 3675 de la empresa Magniturismo Intergaláctico...", el desplazador inicia el movimiento. Y continúa el guía:
"En estos momentos iniciamos nuestro recorrido, les suplicamos mantener a volúmen 7 sus audífonos y disfrutar del viaje".
La parte de la ciudad -dice el guía en siete idiomas diferentes (no es el guía precísamente el que habla en siete idiomas diferentes, sino que sus palabras son automáticamente traducidas a los mismos)- que recorremos en este momento, es lo que en el ya lejano siglo XXI se denominaba Centro Histórico y representaba el centro político, comercial, cultural y al parecer también religioso de la nación.
El edificio que está a nuestras espaldas, es el Teatro de las Bellas Artes donde, dice la leyenda, cantaban los gobernantes de la época en una especie de concierto mediante el cual informaban de sus labores al pueblo que los elegía.
(--Nota aclaratoria del autor-- Definitivamente, los gobernantes de la época no cantaban aunque les aplicaran tortura y eso hubiera sido lo deseable con muchos de los especímenes políticos que se padecieron.
Los únicos que cantaban y eso ante la policía y nunca en público, eran algunos de los llamados "chivos expiatorios" y uno que otro soplón pagado por el sistema político imperante.
Por otra parte, los informes de las actividades o inactividades -según fuera el caso-, se leían en otros recintos llamados "Cámaras").
Al lado derecho del espacio que ocupan actualmente los edificios de "La Gran Cola", ( un refresco del futuro, bisnieto de uno muy conocido en la actualidad), entre los siglos XX y XXI se encontraba una gran explanada boscosa dedicada los domingos a la reproducción de una especie animal del género de los felinos, hoy por cierto en peligro de extinción.
En algunas ocasiones también se celebraban sacrificios de animales, según se desprende de los hallazgos de restos fósiles encontrados durante recientes excavaciones realizadas para la construcción del complejo de La Gran Cola, pertenecientes a alguna especie indeterminada de aves, que tienen inscripciones que les ubican como procedentes de un lugar al Norte que se llamó Kentucky.
El edificio que aparece ante sus ojos, según elementos históricos reciéntemente hallados por los estudiosos de la materia, es al parecer el Palacio de los Condes de la Tepocata, llamados así en referencia a una especie de plaga cuya existencia databa del año 1930 y que fué severamente perseguida por los Condes del mismo nombre.
Sin embargo, según se sabe, la persecución y casi extinción de esta especie, trajo como consecuencia el nacimiento de otra más, inquieta y devastadora llamada "los amigos y otra más denominada los chiquillos y las chiquillas".


(Aclaración pertinente: Evidentemente se trata de otra histórica confusión, ya que no se trata del "Palacio de los Condes de la Tepocata", sino del venerable e histórico Palacio Nacional, donde antiguamente residían y despachaban los presidentes del pais.

Respecto a "las tepocatas, los chiquillos, las chiquillas y los amigos", las plagas a que se hace mención, también ya sabemos qué son y quienes las componen).

La calle sobre la cual flotamos -prosigue el guía-, fué construída alrededor del siglo XIX por un Tlatoani importado llamado Maximiliano el cual al parecer, según los mas recientes registros históricos, se suicidó con las campanas de un cerro, aunque se ignora el procedimiento que utilizara y cabe hacer mención que su suicidio no obedeció al hecho de haber lanzado la iniciativa de construcción de la calle, sino agobiado por un problema de demencia de su consorte.

(Otra casi imperceptible pifia histórica más, ya que Don Fernando Maximiliano, Príncipe de la casa de Habsburgo y fallido Emperador de México, no se suicidó. Mas bien "lo suicidó" un pelotón de fusilamiento, efectívamente en el Cerro de las Campanas de Querétaro, con lo cual llega a su fin el llamado Segundo Imperio.

El Primero fué el de Iturbide, el tercero el del PRI y el Cuarto el de "Los Amigos", a cual más desastrosos todos ellos, llevándose las palmas el de "Los Amigos", pues en los anteriores, por lo menos hubo inteligencia de por medio.

Además cabe aclarar también que el acceso de locura de su esposa, la Emperatriz Carlota Amalia, ocurrió a raiz de la persecusión que sufriera el fallido Emperador de México, por las fuerzas republicanas que encabezara don Benito Juarez, Benemérito de las Américas y en aquel entonces Presidente itinerante del pais.
Señores visitantes - nuevamente el guía-, la construcción que aprecian en lo alto del cerro es el Castillo de Chapultepec y fué erigido aproximadamente entre los siglos XVII y XVIII y servía como posada para los visitantes extranjeros distinguidos que visitaban el pais.

Corre la versión en el sentido de que el inmueble era atendido por niños envueltos en banderas, al parecer una fórmula protocolaria de moda en aquellos tiempos.

Los visitantes ilustres, según se sabe, firmaban en un libro, mismo que no ha sido hallado, pero se tiene noticia que un señor de apellido Scott, al parecer Embajador de buena voluntad del entonces pais dominante, fué uno de los visitantes distinguidos quedando tan halagado del recibimiento, que intentó en otras ocasiones regresar de visita.

Nota: (Sabemos de buenas y confiables fuentes, que el Castillo de Chapultepec, construído en el Cerro del Chapulín, ha sido residencia imperial, colegio militar, residencia de mandatarios republicanos y finalmente fué convertido en museo y las "visitas" que se dice realizaron los extranjeros, no fueron en misiones de buena voluntad o de cortesía, que estas misiones nunca han existido por parte de los Estados Unidos, sino como parte de acciones de invasión mediante la guerra.

Acerca de los niños, sin duda el guía se refiere a los llamados justamente "Los Niños Héroes", heróicos cadetes mexicanos que resistieron al invasor Americano en una de sus tantas intentonas por apoderarse del pais, realizando la defensa posicionados en lo alto de los muros de este castillo, mismo que fué posteriormente destinado a museo y centro de conciertos diversos, bastante criticados por cierto. (Los conciertos, no el museo. N. del autor).

"El conjunto de edificios que observan a su derecha, mejor conocido como "Condominio Los Pinos", se dice que en alguna época albergó a los Tlatoanis que gobernaron al pais.

La explanada que se encuentra al frente, hasta donde se conoce, era el centro ceremonial desde donde el Supremo Sacerdote oficiaba ante el pueblo.

Se supone que había grandes incensarios que al correr del tiempo han desaparecido.

Los porta estandartes aún resisten el paso del tiempo.

Nota: (Justo es aclarar que, al que llaman "Tlatoani", se llamaba Presidente de la República y El Supremo Sacerdote, Secretario de Gobernación y los oficios respectivos los celebraban, el uno, en inexplicables e injustificadas giras permanentes por el pais o el extranjero y el segundo en el domicilio oficial de Bucareli o pidiendo disculpas en las Cámaras a nombre de sus Secretarios.

En cuanto a los incensarios, sentimos que el despistado cronista se refiere a los ceniceros que se encontraban diseminados por todo el edificio para uso de los funcionarios afectos a fumar.

Y continúa el recorrido. "Los edificios y antenas que observan a su derecha, al parecer formaban parte de un rudimentario sistema de señales utilizado por nuestros ancestros para comunicarse con el pueblo, lo cual probablemente ocurría alrededor de los siglos XX al XXI y según se deduce de los hallazgos realizados por el grupo de Arqueólos y Antropólogos abocados al caso, este sistema de señales era operado por una tribu llamada "Los Televisos" y más adelante, en otro conjunto, se hallaba el grupo de "Los Aztecas", tríbus que al parecer eran las encargadas de notificar a los pobladores sobre cualquier amenaza que se cierniera sobre su ciudad.

Se ignora al momento en qué forma se realizaba el envío de mensajes, pero por la altura de las torres, se presume se hacía a base de gritos o mediante caracolas potenciadas por la fuerza pulmonar de los encargados de enviar los mensajes.

Al respecto aclaramos: Efectívamente todos los mensajes enviados por las televisoras -que así se llaman-, son a base de gritos, pero mediante el uso de las ondas Hertzianas.

En cuanto al hecho de que estaban destinadas a notificar a los pobladores de la ciudad de las amenazas que se cirnieran sobre la población, es parcialmente cierto, aunque el verdadero peligro son en realidad el agresivo envío de anuncios que se hacen a través de sus emisiones a lo largo de las 24 horas del día, independientemente de las telenovelas, canciones berreadas y pujadas, lo cual es una agresión al arte verdadero, las series policiacas rebosantes de violencia y los tristísimos programas, teóricamente humorísticos, realizados a partir del albur, que si bién es una clásica picardía mexicana, no es precísamente la mejor forma de allegar cultura a las masas.

El recorrido continúa y se vuelve a escuchar la voz del guía: "El edificio con forma de embudo que observan a su izquierda, es una de las ruinas más apreciadas de la ciudad y se denomina "Estadio Azteca".

En este lugar, según reza la leyenda, diversos días a la semana se daban cita miles de fanáticos a rendir pleitesía a un Dios llamado "Balón"que era férreamente custodiado por dos grupos integrados por 11 personas cada uno, número que tal vez tenía algún oculto significado astrológico o esotérico.

Esta deidad, por otra parte, era la más importante para nuestros ancestros de mediados del siglo XX y hasta el XXI.

En estas ceremonias, al parecer, también se realizaban sacrificios de animales, de acuerdo a los hallazgos de restos fósiles con la inscripción Kentucky y otros más con los que parecen ser glifos y que se traducen como"Mac".

Y aclaramos: A este respecto no se equivoca el guía al decir que miles de fanáticos se congregaban a rendir pleitesía al Dios Balon. Sin embargo, el futbol no es una religión sino un deporte.

No obstante, esta disciplina deportiva ha demostrado ser más peligrosa que una religión fanatizante, habida cuenta que tiene un poder de convocatoria más eficiente que cualquier religión o partido político.

Momentos más tarde se escucha nuevamente la voz del conductor de turistas:

"Este otro conjunto de ruinas con un edificio central en forma de embudo, dicen los eruditos que era el sitio donde se realizaban los sacrificios rituales en honor a un Dios llamado "Cúchares". Sin embargo, en los estudiosos aún existe la confusión sobre la forma en que se realizaban estos sacrificios.

Una corriente se inclina a pensar que en el centro del edificio, a cuyo alrededor se hallaba congregada la multitud fanática, se ubicaba a las víctimas propiciatorias en un número aún indeterminado. Acto seguido, se soltaban seis ejemplares de una especie hoy en proceso de extinción, del género de los bóvidos, en sus diferentes variedades llamadas: Miuras, Zotolucos, Sanmateínos, Pastejés y otros muchos, todos ellos de gran bravura y estos se abalanzaban sobre las víctimas despedazándolas con sus cuernos ante el regocijo de la enardecida multitud.

Otra corriente apunta en el sentido de que eran los bóvidos los que se sometían a muerte, al parecer salvajemente golpeados por los seis individuos pertenecientes a la clase sacerdotal de "Los Diestros".

Esta incógnita permanece a la fecha, pero ya se profundiza en el tema.

Curiosamente también se han encontrado restos fósiles de aves con la inscripción Kentucky, por lo que podemos suponer que era un sacrificio colectivo de diferentes especies animales.

Aclaración histórica:- Este leve error de apreciación sobre la llamada "Fiesta Brava", puede causar mucha confusión en el futuro, ya que efectívamente son tres, no seis los diestros que se enfrentan a seis toros, pero de uno a uno, o sea, dos para cada quien en dos diferentes apariciones por cada personaje y su labor es realmente jugar con el animal (me refiero al toro), aunque en ocasiones resulta al revés, mediante un trapo colorado llamado "engaño".

Finalmente, en efecto, el toro es muerto a manos del torero mediante una espada llamada "Estoque".

Esta paradójicamente llamada "Fiesta" (fiesta para los humanos, que los inocentes animales no le han de ver el aspecto festivo por ningun lado), tampoco reviste un aspecto ritual y no constituye parte de ceremonia religiosa alguna, salvo cuando se producen las excequias de alguno de los toreros.

Finalmente, depués de otro tramo de recorrido sin monumentos de mayor relieve histórico, el Astro Jet de Superficie modelo 3675 de la empresa Magniturismo Intergaláctico vuelve a atracar en el anden de donde partiera tres horas antes y los ocupantes lo abandonan ordenadamente creyendo en su fuero interno, haber recibido una completa cátedra de historia por voz del guía que ahora, igual que en la más remota antiguedad, extiende su gorra para recibir la propina de sus excursionistas.

Sin embargo ahora no es el: "Lo que sea su voluntá, jefe", o "Con lo que gusten coperar porque me paso a retirar", sino: "Agradecemos en forma digna su aportación para la divulgación de nuestra cultura histórica".

Nota: Cualquier comentario se agradecerá al e-mail: hectorams@gmail.com

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