sábado, 30 de agosto de 2008

Iluminemos México: La marcha por la paz y la seguridad


Por:

Héctor Augusto Martínez Spota


En esta ocasión, por excepción, mi artículo no pretende llevar la risa a mis lectores.

Es más bien una llamada de atención a las autoridades de los tres niveles de gobierno: Federal, Estatal y Municipal, ante una situación que mantiene a toda la ciudadanía en un peligroso estado de indignación permanente.

Mi llamada es en el sentido de que, ahora sí, en forma seria tomen las medidas que permitan recuperar la tranquilidad a que tenemos derecho los mexicanos.


Es verdaderamente impresionante la solidaridad que logran las grandes causas nacionales.

Los reclamos colectivos tienen un mayor poder de convocatoria que el llamado de cualquier Iglesia, Partido o Gobierno.

Un caso concreto es la marcha "Iluminemos México" que fué el mudo reclamo de la ciudadanía ante la ineptitud de nuestras autoridades para contener el crímen en toda la República.

Y curiosamente, ante este llamado solidario de quienes con nuestro voto elegimos a los gobernantes, éstos graciosamente dan respuestas de Perogrullo que parecen decir: " eso no me afecta a mí, es para otro ámbito de poder".

La primera campanada, definitivamente la tuvo que recibir el bastante ineficiente, pero eso sí, publicitado Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, ciudad que mantiene uno de los más elevados índices de secuestros express de la República.

Sin embargo este personaje, en lugar de asimilar el golpe y con toda honestidad empezar a trabajar con sus áreas de "inteligencia" (que parece ser es lo que falta en su equipo) para dar la batalla decisiva a las bandas que han tomado como rehen a la población productiva, se pone en forma infantil a lanzar pelotas de culpa al Gobierno Federal, sin percatarse que en los últimos meses se ha descubierto que han sido elementos de todos los niveles ( mando y tropa ) de las corporaciones policiacas de la ciudad bajo su mando los que han resultado capitanear a las principales bandas que azotan a nuestra ciudad capital.

Lo mismo ocurre en la provincia, donde la delincuencia parece haber tomado el control bajo la descarada protección policiaca.

Sin embargo, es muy significativa además de constituír una seria advertencia la protesta de la ciudadanía, manifestada en la marcha ocurrida este sábado.

Esta marcha obliga a que nuestros gobernantes aprendan a leer entre líneas ( y en algunos casos simplemente que aprendan a leer ).

Cuando el pueblo, en la abrumadora mayoría que se expresó totalmente sin violencia durante la marcha, muestra su indignación, se deben encender los focos de alerta que indican que es hora de que las autoridades hagan el trabajo por el que se les paga y se les paga muy bien y dejen de mantener la política de "lavadero" de la confrontación partidaria estéril, que solo demerita su imágen política y su autoridad.

Esto que escribo, de ninguna manera pretende ser una ofensa a los personajes que nos gobiernan; es simplemente la interpretación del sentir de la casi totalidad de la población.

En el caso concreto de la ciudad, Licenciado Marcelo Ebrard, no es "amenazando" con cambiar el membrete de la policía judicial o mintiendo a la ciudadanía al decir que " tenemos ya un año de estar haciendo exámenes de polígrafo y sicológicos a la policía", como se van a solucionar las cosas, porque, de estarse practicando en verdad éstos exámenes, informe usted, C. Jefe de Gobierno a cuantos elementos han consignado o enviado a sus casas a raíz de haber resultado mal sus estudios.

Un distinguido personaje que perteneció al partido que antes le acogió y que ahora en cualquier ocasión usted públicamente denigra, el Partido Revolucionario Institucional, Don Lauro Ortega, allá por el inicio de los años 80´s, cuando tomó posesión de la gubernatura del Estado de Morelos, se encontró con una corrupción policiaca increíble; presionado por la ciudadanía se vió obligado a poner orden y lo hizo mediante un acto de autoridad sin precedentes en ese estado; "cesó" de tajo a todo el personal policiaco ocupando las plazas con pasantes de las carreras de Derecho, Economía, etc, previamente capacitados en la Academia de policía de la ciudad de México D.F.

Pero eso no fué todo, porque esta sola acción pudo haber dado lugar al nacimiento de bandas delictivas bajo el mando de los policías desplazados.

En prevención de ello, a todos los elementos se les abrió ficha signalética y en muchos casos se les sometió a proceso por evidentes actos de corrupción en el desempeño de sus responsabilidades oficiales.

A partir de ese acto de autoridad, el estado más seguro de la República era el Estado de Morelos, y al hacerse realidad la tranquilidad que se reclamó al Gobernador, mejoró la calidad de vida de quienes vivíamos en tan hermosa entidad, que ahora desgraciadamente como tantas en la República, es presa también de la inseguridad y se ha ubicado en un pre eminente lugar dentro de las entidades con mayor número de secuestros.

No es mediante el lucimiento en conferencias de prensa o con desplantes infantiles de desconocimiento a una autoridad Federal oficial y legalmente investida por el pueblo en apego a la Constitución, actos auspiciados por presión del patético personaje que asume una nebulosa "legitimidad" y con quien no tardan en empezar sus propias fricciones por la carrera hacia el 2012, como se va a resolver la situación que ya los ha rebasado; el problema, como se está viendo, requiere de acciones serias, inteligentes y decisivas.

Puede usted estar seguro que los pobladores de esta magnífica ciudad capital se lo habremos de agradecer y recuerde en todo momento, como político que es, que el agradecimiento por un deber bien cumplido, generalmente se manifiesta en votos en las urnas.

Cualquier comentario se agradecerá al e-mail: hectorams@gmail.com


Original receta para fabricar recuerdos







Por:



Héctor Augusto Martínez Spota





DEDICATORIA: Si algún paisano Sanandreseño de cincuenta años o más, atina a llegar a este sitio, creo que estas líneas, como a mí, le traerán hermosos recuerdos.



¿ Cómo se fabrica un recuerdo?.



Sistema tradicional:


Se toman cinco sentidos, se alimentarán con todo tipo de vivencias y se almacenan estas a partes iguales en la mente y en el corazón.


Este sistema tradicional hace uso de todos nuestros sentidos y es posible fabricar -generalmente-, un recuerdo agradable.


Como ejemplo, a continuación reviviré uno de mis recuerdos fabricado bajo el sistema mencionado.



¿ Cuantas veces un olor, un color, una textura, un sonido o un sabor abren los archivos mentales y nos llevan a cierta situación en un ayer indeterminado que volvemos a disfrutar como si lo viviésemos nuevamente ?.
En mi caso personal existe - entre muchos otros -, un recuerdo que se aviva en los fríos amaneceres de mi querida tierra y que requiere de la intervención de todos mis sentidos para atraer hermosas vivencias ya lejanas en el tiempo, que me llevan a una infancia que sin duda alguna conforma el más hermoso bloque de mis recuerdos.


En el amanecer de mi pueblo, el primero en activarse es el sentido del tacto, al sentir el frío que cubre todos los poros.


Enseguida, la vista se deslumbra con un cielo intensa y ofensívamente azul; el oído se deleita con los ruidos propios del amanecer de un pueblo; asalta al olfato la pureza del oxígeno, sazonado ténuemente con el humo de olote que proviene de los "Tlecuiles" donde amorosamente - cual si se tratara de una primitiva incubadora -, se desarrollan unas tortillas que al cocerse, también matizan el aire de la mañana y dejan un sabor incitante que estimula el apetito.


La vista se sigue deleitando con el gratuito espectáculo de un volcán cuyas nieves eternas ponen la nota de pureza en un valle verde y oro bañado sin regateo por el sol.


Y todo ello me hace remontar el tiempo y la distancia y me lleva a aquellos ayeres en que, a la misma hora, precedido de nubecillas de vaho, con la nariz roja y la mochila a cuestas, hacía el cotidiano trayecto de mi casa a la escuela.


A pesar de que una inundación producto de una tromba y un posterior temblor cambiaron drásticamente la fisonomía del pueblo, con un poco de imaginación, la escenografía puede ser la misma.


Me parece ver a "El Chuzo" regateando las tarifas de lavandería con un cliente ante la "virtuosa" mirada de su cónyugue.


A Esthercita "La Coreana", barriendo afanosa su banqueta.


Toña, en su esquina regando impresionantes cantidades de agua con la absurda pretención de dejar la banqueta, además de limpia, reluciente.


Más adelante, siempre conforme se caminaba hacia el Oriente, teniendo como fondo de referencia en primer plano las torres de la parroquia y al fondo, impresionantes, el volcan y la Sierra Negra, observo a mi abuelo parado a la puerta de aquella su hermosa y señorial casa.


Pasos adelante el concierto ensordecedor en el Parque de los Cedros, donde se daban cita cenzontles, cardenales, gorriones y muchos solistas más.


Luego de atravesar el parque y descendiendo otra escalinata me parece ver a Don Rachid a las puertas de su almacén vigilando el curso del comercio donde desplegaba sus ires y venires el activo Goyo.


Carlos Mercado y la viuda de Arias en una muda competencia comercial, decorada con miradas retadoras.


Trinidad Vazquez subiendo las cortinas de su tienda.


Más adelante, la motocicleta de Emilio, imán de las miradas de la chiquillería y su viejo Oldsmóbile a la entrada de su taller de bicicletas y enfrente, las hermanas Gómez resguardando con la misma intensidad su virtud y las bicicletas de alquiler preferidas por la chiquillería.


El profesor Murad y el Licenciado Marquez, dos personajes de muy grata memoria, dirigiéndose con prisa, el uno al Centro Escolar; el otro a su bufete.


En su gasolinera, Don Blas Ruiz quejándose perpétuamente de "lo mal que van las cosas, coño ".


El Doctor Vazquez recibiendo a los primeros pacientes.


Vicente Cano, fornido, colorado y con mirada adusta, vigila la calle, en tanto que enfrente, José Islas atiendd a los primeros "crudos" de la mañana con sus mezcolanzas dudosamente "puras" a saber: Tejocote, membrillo y algunos licores de marca.


En plena esquina, la viejita de los "huesitos y las pepitas"; en su rostro, cada arruga guarda el recuerdo de un chiquillo que nunca pagó su deuda; personaje del cual nunca supe el nombre, pero cuyas delicias degusté miles de veces.


Al llegar a El Santuario, el toque de llamada a misa nos permitía calcular el tiempo de llegada a la escuela.


Siguiendo la ruta, el delicioso olor del pan recién horneado por los Machorro estimulaba la salivación.


En la esquina de su casa, Gustavo Sandoval padre, entre nubes de tamo de maíz, apremiaba a sus cargadores y desde ahí se empezaba a escuchar el rítmico martilleo de los marmoleros esculpiendo sus lozas sepulcrales, aderezando el concierto con ocasionales " ¡Ah, chingao !", producto de algún martillazo en el dedo.


En la esquina y "como alma que se lleva el diablo", La Rana salía destapado a clases.


Por fín, frente a nosotros aparecía la mole querida e imponente del Centro Escolar.


Centenares de chiquillos entre nubes de vaho nos arremolinabamos frente a la puerta resguardada por el robusto Manuel, a fín de entrar antes de que el disco del órgano de Ken Griffin sonara.


Dentro de aquellos queridos muros, muchos otros recuerdos se fabricaron, sin embargo, el lote que plasmaré en estas líneas se acaba en este punto.


Mis cinco sentidos terminan ahí uno de sus viajes en un retroceso de cuarenta años, en solo quince minutos; bendito sistema de transporte sin aglomeraciones y en asiento de lujo, que no me ha costado más que un poco de concentración y algunos minutos de mi tiempo.


Si mis aguas, mis refrescos y mis variados negocios me lo permiten, en otra escapada mental plasmaré alguna de las muchas historias de la época escolar que guarda mi muy personal archivo.


Escrito, para mi querida hermana Elsa (QUEPD) , en el hermoso y lejano Distrito Federal a los diez y seis primeros días del nuevo milenio (2001)-


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jueves, 28 de agosto de 2008

¿ Y si los Aztecas hubiesen descubierto Europa ? 3er capítulo.


Por:
Héctor Augusto Martínez Spota

Las tres naves mantenían comunicación constante con tierra mediante el empleo de palomas mensajeras, sin embargo, dede la última tempestad los animalitos declararon su huelga de alas caídas, que por muy Aztecas que se sintieran no iban a ofrendar sus vidas en aras de una locura como la que representaba esa excursión de maniáticos ( este, naturalmente, era la forma de pensar de las palomas mensajeras, y ni por asomo de su servidor ), el hecho era que aquellos nobles animalitos no volvieron a aparecer en las cubiertas de los buques y los aventureros quedaron más solos que un candidato de la oposición en día de elecciones.

A bordo, la disciplina empezaba a relajarse y por un "quítame de allá esas plumas" se armaban encendidas broncas que con gran dificultad eran controladas por el aguerrido Topiltzin que ya de por sí siendo moreno de nacimiento, "se las veía negras" para mantener el órden.

Un día aciago ( ¿qué querrá decir aciago ? ), por cierto gris y friolero, una de estas broncas estuvo a punto de convertirse en algo que más tarde se conocería como "La Ley de Lynch", una curiosa y piadosa forma de arreglar conflictos, inventada por un señor de ese apellido y, -por supuesto, como se desprende del procedimiento-, con la típica marca de orígen estadounidense.

El afectado, por supuesto, Topiltzin.

Un oportuno grito lanzado por el vigía mayor, Vicencatl Yañixtli, apodado _"el mirón", desde el palo mayor de la Tonantzin disipó la violencia.

El grito de "Tierra", que cimbró a la trajinera completa, hizo que todos los tripulantes voltearan hacia arriba para, enseguida correr a babor, hacia donde señalaba el vigía y donde, efectívamente se empezaba a desplegar ante sus ojos el perfil de la costa.

Olvidados por completo de sus deseos de motin, todos los tripulantes miraban ávidamente hacia aquel contorno que momento a momento se dibujaba más nítidamente ante sus ojos.

Poniéndose las manos a guisa de bocina, Topiltzin preguntó a su vigía: ¿ Qué ves ?.

Este contestó con prontitud: "Veo la costa y a un grupo de baturros bailando la jota".

Topiltzin no entendió ni jota, por lo que volvió a preguntar: ¿Queeee?.

¡ Un grupo de gente !, repuso agriamente Vicencatl.

¿ Armada ?.

"Si ", repuso este, armada de unas bolsas de donde al parecer toman algún líquido.

Bien, dijo Topiltzin, debemos acercarnos más para observar de mejor manera.

A gritos se comunicó con "La Escuintla" y "La Jaspeada" y poco despúés, las tres trajineras se hallaban al pairo y sus tripulantes tenian una ámplia visión de la costa.

Efectívamente, la vista no había engañado a su vigía, un grupo de hombres y mujeres bailaban frenéticamente alrededor de la hoguera algún tipo de danza ritual que Topiltzin y sus compañeros bautizaron como "El Rediez", y "El Recontra", que eran las frases que aquellos naturales de extrañas y exageradas indumentarias gritaban con frecuencia.

Convencido de que no había armas de por medio, Topiltzin dió la órden de bajar las piraguas de las tres trajineras y acto seguido, giró sus instrucciones de avanzar sobre la costa.

El grupo que bailaba en la playa advirtió su presencia cuando ya los tenían rodeados.

El que parecía comandar aquel grupo exclamó un sonoro: ¡ Jolines!, agregando de inmediato: ¿ De dónde habeis salido ?.

Topiltzin y compañía, al no entender el idioma se quedaron sorprendidos hasta que uno de aquellos naturales, que no tenía los cabellos de sol, sino negros y que era sensiblemente más moreno que el resto, en un nahuatl con cierto acento le preguntó: ¿' De donde vienen ?

Topiltzin tomó la palabra y repuso: De la Gran Tenochtitlan y agregó curioso: ¿ Cómo es que hablas nuestra lengua ?.

( ¿ quedaron picados con el relato ?...... continuará )
Cualquier comentario ( bueno o malo ), se agradecerá al e-mail: hectorams@gmail.com

miércoles, 27 de agosto de 2008

¿Y si los Aztecas hubiesen descubierto Europa? 2o capítulo


Por:

Héctor Augusto Martínez Spota


Topiltzin salió "hecho la cochinilla"para Zempoala con la certeza de que ya contaba con ciento cincuenta tripulantes, en tanto Martolinalli empezó a pensar la forma en que le comunicaría a Foxtezuma el hecho de que ella se había echado a cuestas el arranque del proyecto de expedición.

Aún cuando hasta ese momento había superado casi todos los escollos, sabía que aún se requería del apoyo de su Monarca para dejar a punto la expedición. Hacían falta provisiones de boca y los armeros reales se negaban en redondo a fabricar el armamento si no antes les era entregado el anticipo correspondiente aduciendo que "ya conocían como se las gastaba El Tlatoani".

Martolinalli quemaba neuronas furiosamente tratando de crear el ambiente propicio para notificar a su consorte.

Por su parte, Foxtezuma veía minuto a minuto como cambiaba el humor de su media naranja y alguna vez la sorprendió hablando consigo misma y por las noches dormida balbuceaba frases sin sentido como: ¡ Hummm..., aceitunas, jamón, chamorros, alubias, peinetas, mantillas, castañuelas y muchas más frases sin sentido.

Sin embargo, toda vez que durante el día se encontraba tan atareado dando movimiento a la boca y a la bota en sus frecuentes giras "de trabajo" que olvidaba estos detalles, prometiéndose investigarlos más adelante.

Por ello, al llegar esa noche a su residencia en "Los Capulines", la morada Real, le sorprendió que Martolinalli le esperara radiante, como si fueran de fiesta, ataviada con las más finas prendas, de las que eran confeccionadas para ella en exclusiva.

Apenas llegó el Dignatario, su cónyuge le condujo a la mesa donde había dispuesto las mejores viandas, que sabía eran del gusto del poderoso, además del imprescindible neutle - que sería llamado años más tarde-: "el néctar blanco de los sueños negros", en sus deliciosas, olorosas, frescas y coloridas variedades frutales.

Foxtezuma se sentó a la mesa preparándose para atacar con firmeza aquellas delicias que habían sido dispuestas. Sin embargo, por aquello de las dudas, primero hizo que las probara su "Callicantle", uina especie de secretario particular en asuntos alimenticios, venenos y atentados contra su real persona, como se llamaría en nuestra actualidad, "un conejillo de Indias", cuya labor en muchas ocasiones le había salvado de una muerte cierta por intentos de envenenamiento.

Al comprobar que el Callicantle no hacía gesto alguno, empezó a devorar a placer cuantas viandas pusieron ante su real persona.

Al final, vació su cuarto vaso del rico neutle; el curado de cacao y se recargó en el almohadón de plumas de cenzontle visiblemente satisfecho, (satisfecho El Monarca, no el cenzontle, ya que ninguna gracia le habrá hecho al inocente animalito que le despojaran de sus plumas), miró fijamente a Martolinalli (por supuesto el Tlatoani, no el cenzontle), quien apenas había probado bocado y finalmente le preguntó: ¿Qué pasa?..., te noto pensativa y triste, parecer Diputado en sesión extraordinaria.

¿Te puedo ayudar en algo para eliminar esa tristeza que adivino en tu rostro?.

Martolinalli, que hasta entonces había luchado sola y a las reales espaldas de Foxtezuma para sacar adelante el proyecto, finalmente optó por sincerarse con su egregia pareja.

¿Recuerdas - le dijo -, a aquel chinampero llamado Topiltzin, que te platicó su sueño de hacerse a la mar para descubrir y conquistar en tu nombre unas tierras lejanas, tan lejanas como llenas de riquezas?.

"Topiltzin.....Topiltzin.., musitó el Tlatoani y al fín,. abriendo los ojos más de lo normal exclamó: ¡Ah si!, aquel soñador... ¿ Y qué pasa con él?.

Pues pasa -retomó la palabra Martolinalli -, que yo me interesé en el proyecto, lo estudie debidamente y decidí apoyar a Topiltzin a llevarlo a cabo.

¿ Y cómo ?, preguntó ásperamente el señor.

Vendiendo las alhajas que me regalaron tú y mis padres.

¿ Tus alhajas?.. ¿ Qué estas mal de la cabeza?... ¿Se te han metido acaso víboras chirrioneras, tepocatas, viudas negras u otras alimañas en el cerebro?..

No, mi señor, dijo con fingida mansedumbre Martolinalli y añadió zalamera: "únicamente me guía la esperanza de contribuír a hacer de tu imperio el más fuerte rescatando para tí cuantas riquezas esconden esas tierras para el engrandecimiento de nuestro rincón patrio.

¿Es verdad que es pensando en mí que arriesgas tus riquezas, que no son pocas?, preguntó Foxtezuma en un arranque de memez o de ingenuidad.

Crecida ante esta muestra de docilidad, Martolinalli respondió airosa para culminar su faena:

Mi mayor riqueza eres tú, mi Señor.

El Monarca, ante este rejón de castigo conmovido aceptó finalmente esa forma de homenaje de su tlatoánica consorte

Bien - dijo al cabo -, y ahora, ¿ qué quieres de mí ?.

Mi señor, las trajineras están listas para hacerse a la mar, solo hacen falta algunos pequeños detalles para ser equipadas.

¿Y cuales son esos "pequeños detalles" ?.

Señor, solo hacen falta provisiones de boca, elementos de abrigo y lo más importante, mintió, y los tripulantes. (se recordará que los tripulantes ya le habían sido otorgados, sin embargo ella trataba de salvar mediante esta jugada, el pellejo del jefe de gabinete que tan amablemente le había autorizado la tripulación ).

¿ Y de cuantos tripulantes estamos hablando?.

Ciento cincuenta, respondió con toda humildad Martolinalli.

¡Ciento cincuenta!, vociferó Foxtezuma como si se le hubiese propuesto desechar la idea del IVA aplicable en alimentos y medicinas.

¿Y de donde piensas que voy a sacar de la noche a la mañana a ciento cincuenta tripulantes de trajinera?.

Martolinalli se miró displicéntemente las reales uñas y repuso: "de tus tlatoánicas cárceles", mi señor.

¿ De las cárceles ?. ¿ Y que saben de navegación esos infames ?.

Nada, agregó su consorte, igual que tus reales Ministros que no saben nada de gobernar ni administrar un pais como el nuestro y ahí están, ocupando el puesto y ganando riquezas, mi señor.

Esta conclusión a la que en muchas ocasiones había llegado el propio Tlatoani, dejó a este sin argumentos en contra.

Sin embargo, se defendió el dignatario, no es lo mismo hacerse al agua, que "hacerse el pato" cubriendo rutinas burocráticas o inclinando la espalda a mi paso.

Es más peligroso el caso de tus Ministros, mi señor, porque en el caso de las trajineras, las que naufragarían serían estas con la sola pérdida de las vidas de sus tripulantes y en el caso de tus Ministros, el que naufragaría es el Imperio completo.

Además, agregó Martolinalli aprovechando el estupor que sus palabras habían causado en su preclara pareja.

Topiltzin se compromete a entrenarlos en todo lo referente a la navegación , en pocos días.

Y ahora - urgió -, ¿ qué me respondes ?.

Y en ese momento, lo único que respondió El Monarca, fué un sonoro ronquido; los humos del neutle en sus diversas variedades habían hecho su efecto.

En ese instante, Foxtezuma navegaba en los oceanos del sueño.

Al día siguiente, El Monarca giró sus instrucciones y de esa manera se hizo la elección de aquella legión de esforzados y valerosos convictos que debía emprender la aventura, al mando del valiente Topiltzin.

Los viejos y los niños fueron rechazados , los enfermos no se consideraban y se dió prioridad a los que se encontraban en proceso de divorcio.

Estos, agradeciendo al Tlatoani este gesto de humanidad, le juraron lealtad eterna hasta más allá de esta vida.

De esta manera, el contingente partió para Zempoala.

Cuando salieron de La Gran Tenochtitlán, Foxtezuma les arengó a gritos -como era su costumbre, aunque no se tratara de una ceremonia como aquella -, finalizando con rotundos "Hoy....Hoy....Hoy..." en respuesta a la pregunta formulada por un futuro tripulante acerca de la fecha de partida.

Y de tal guisa, días después, con las bodegas de las trajineras repletas de agua dulce, elementos de abrigo, provisiones de boca y el mejor armamento ademas de diversas artesanías para trueque, aquellos temerarios emprendieron la aventura.

Las grandes velas de ixtle, sabiamente tejidas por los expertos hilanderos de Chiautempan, fueron izadas y de inmediato se hincharon al viento poniendo en movimiento a aquellas imponentes embarcaciones que se dirigían al descubrimiento de un nuevo mundo, llevando un cargamento de paz, religión y grandes deseos de riqueza y poder.

Aquellos improvisados navegantes, una vez que se alejaron de las costas de Zempoala empezaron a pagar su tributo al mar.

Las bandas de babor y de estribor se veían llenas todo el tiempo y se diría que el barco era tripulado por orientales, ya que todo el personal lucía un delicado color amarillo.

El propio Topiltzin, solo acostumbrado a los suaves vaivenes de su trajinera en su Xochimilco querido, también resentía los efectos de aquel bamboleo, con las mismas consecuencias vomitivas, sin embargo, a toda hora hacía gala de fortaleza sonriendo ante los embates de la mar bravía infundiendo, de esa manera, la confianza necesaria a su leal y empeñosa marinería.

(Continuará)

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viernes, 22 de agosto de 2008

¿Y si los Aztecas hubiesen descubierto Europa ?. 1er capítulo


Por:

Héctor Augusto Martínez Spota


A continuación inicia una mini-serie, modesta y humildemente de mucho más calidad que las producidas por nuestras beneméritas cadenas nacionales de televisión, con la diferencia de que la única inversión para su realización fueron las neuronas flameadas del cerebro de su servidor.
A fin de no cansar al paciente lector, esta mini-serie se ha dividido en cuatro entregas, a cual más interesante.

Con todo mi cariño:


Por:

Héctor Augusto Martínez Spota


Nos volvemos a preguntar: ¿qué hubiera pasado si la conquista hubiese sido al revés; es decir, si en lugar de descubrirse América por los Españoles, se hubiera descubierto Europa por los Aztecas ?, en las siguientes líneas encontraremos las respuestas a las muchas interrogantes que sin duda habrán de surgir.


Corría veloz, como suelen hacerlo los meses cuando forman equipo, el venturoso año de 1419 D.C.
En La Gran Tenochtitlán, capital del pujante e industrioso Imperio Azteca, se respiraba un aire de trabajo con avances impresionantes.
En todo el territorio ..¿ ..sabiamente....? gobernado por Foxtezuma I florecían la industria, el comercio, las artes y la riqueza se reflejaba en las imponentes construcciones que años más tarde llegarían a asombrar a los estudiosos de aquel pueblo.
El vértigo de grandeza que vivía la nación alimentó los proyectos de un ambicioso chinampero real llamado Topiltzin Coyotl, quien de algunos años a ese entonces había tratado de vender a su Soberano la idea de emprender un viaje de conocimiento y conquista a la que dió en llamar: " La tierra del jamón y las fabes", territorio ubicado, según el proyecto, en linea recta de Zempoala hacia el mar, torciendo a mano derecha.

En una de sus muchas entrevistas con los asistentes, asesores y algunos lambiscones de El Monarca, Topiltzin fué cuestionado en el sentido de -valga el juego de palabras-, ¿ cuál sería el sentido de emprender tamaña aventura ? a lo que el contestaba sereno:
"Tantas y tan variadas serán las riquezas que obtengamos, que nuestra nación tendrá el poder suficiente para conquistar hasta a sus odiosos vecinos Apaches, Shoshones, Mescaleros, Sioux, gringos y demás, sometiéndolos al Tlatoánico yugo de Nuestro Señor.
Aún cuando Foxtezuma primero, primero le midió el agua a los camotes ( Sentido figurado; no es que Foxtezuma elaborara y comerciara con tan delicioso y mexicano manjar, sino que tomó sus precauciones al respecto), la idea empezó a bullir en el cerebro del noble y Guanajuatense personaje y llegó el tiempo en que despertaba sobresaltado luego de soñar con cabelleras del color del Sol que llegaban a reposar en su real almohada.
Estos sueños se repetían una y otra vez, como los recordatorios de pago del agua o el predial y los anuncios de los refrescos de cola (de beber, no de bañar, se entiende).
Transcurrieron los meses y cierta tarde en que Martolinalli, la esposa del Monarca no tenía cosa mejor que hacer, ni tenía programada su diaria conferencia de sublime y pulida oratoria que puntualmente endilgaba al pueblo a través de todos los voceros reales, envió por el chinampero real.
Así que llegó Topiltzin a la presencia de su "Soberana" ( título que se adjudicó a si misma Martolinalli, habida cuenta que no era reconocida como tal por la Tlatoánica Constitución que regía la vida de La Gran Tenochtitlán), ésta le pidió que le relatara con amplitud en qué consistía el proyecto aduciendo que se le había extraviado el ejemplar que le había hecho llegar muchos meses antes, mismo que , en un gesto femenino harto conocido: "no recordaba donde lo había puesto ".
Se discutió a lo largo de todo el día lo referente al modelo de las naves a utilizar, materiales de que estarían construídas y diverss alternativas de construcción, de acuerdo a los costos recientemente cotizados por el Chinampero real, al tipo de impedimenta, provisiones y vituallas con que se debía dotar a la fuerza expedicionaria, se analizó el tipo de uniformes de viaje y de combate, la calidad y cantidad de armamento, como macanas, escudos, flechas, arcos, etc.

El tipo de provisiones de boca que sería menester cargar en las naves y finalmente, el tipo de naves a utilizar, habiéndose presentado por parte del Chinampero real un avanzado diseño de trajinera habilitada para viajes largos. (se deconocía el término "Transoceánicos").

El Real secretario privado Cocoliso Cuautle tomaba nota de cada concepto y a la derecha, en una columna específica iba costeando cada renglón.

Cuando se terminó de hacr la relación éste personaje expresó su opinión, no con palabras, sino con un elocuente silbido que podría significar cualquier cosa, menos una aprobación al proyecto económico.

Mirándole como si fuera un ser venido de otro mundo, recorriéndo su metro sesenta cenímetros con la real mirada, Martolinalli le urgió a expresar su opinión. El secretario, visiblemente turbado formó con sus dedos índice y pulgar de la mano derecha una especie de círculo, al tiempo que preguntaba a la real consorte: ¿ Y con qué ?.

Esta como siempre fuera de la realidad repuso: "con madera, ramas , obsidiana y tejamanil, como siempre.

"No, Majestad, repuso ciertamente molesto el secretario, no me refiero a con qué van a fabricar las flechas y demás armamento, sino con qué recursos se va a costear la expedición.

En ese momento, Martolinalli recordó que no poseía ni en efectivo, en cheque o en tablillas de crédito la cantidad señalada.

Recurrió a los banqueros reales quienes adujeron que "el corto monetario" ordenado por Foxtezuma les impedía reunir la cantidad que se requería.

Re4currió a los Bribiesca, quienes señalaron que todavía no habían hecho "bonche" y no podían apoyarla por el momento.

Acudió posteriormente a Giletti Diaztla, administrador de la Reaol Hacienda y Crédito Para el Pueblo , quien se negó en redondo a participar en el proyecto, aduciendo que Foxtezuma podría aplicar sobre su persona el reciente decreto-Ley "anti tepocatas, víboras chirrio9neras y viudas negras que preveía sanciones muy severas para quienes, perteneciendo a la clase gobernante, evadieran o vulneraran la Ley.

De tal manera que existía una barrera que separaba a la sufrida real consorte de las arcas reales y hacía más difícil - si esto todavía era posible -, la realización de su sueño.

Sin embargo, Martolinalli, tozuda como toda mujer, hizo entonces el arqueo de sus propios bienes, entre joyas, prendas de Chanel, Dior y Armani y casas, terrenos, acciones en diversas empresas aún cuando precavidamente les había puesto a nombre de los Bribiesca y otros conocidos, lotes de ganado en las costas, etc., y con no poco esfuerzo logróreunir la cantidad que se requería, misma qu7e entregó a Topiltzin quien de inmediato se dirigió a la costa para iniciar la construcción de las tres imponentes trajineras que le servirían para acometer la aventura.

Pasaron los meses, y las trajineras, a las que se bautizó como: "La Escuintla"; "La Jaspeada" y "La Tonantzin", estaban a punto de ser botadas, situación que con la genialidad y rapidez mental que le caracterizaba hiso pensar a Topiltzin, que esas poderosas naves requerían de ho9mbres para ser tripuladas y hacerse a la mar (pequeño e insignificante olvido en que incurrió nuestro chinampero).

El reparar en este pequeño detalle obligó a nuestro personaje a programar un nuevo viaje a La Gran Tenochtitlán.

Después de cuatro días de viaje, llegó a la florida y fresca Gran Tenochtitlán y de inmediato se entrevistó con Martolinalli quien al conocer el problema, se puso al habla con el jefe de gabinete de Fopxtezuma y luego de "hacerle la chillona", logró sacarle la autorización para que ciento cincuenta reos de diversos penales, fuesen liberados para conformar debídamente a la Fuerza Expedicionaria Marítima Azteca.

( Continuará mañana)

Todo comentario será bien recibido al e-mail hectorams@gmail.com

jueves, 21 de agosto de 2008

Un estudio sociológico


Por:

Héctor A. Martínez Spota



Las caracteristicas étnicas o la nacionalidad de una persona, ¿ influyen de alguna manera en la forma en que ésta se comporta ante diversas circunstancias de la vida?.

Esta cuestión, que ha ocupado al menos el 70 por ciento de la capacidad mental de los estudiosos del comportamiento humano a través de la historia del mundo, no ha encontrado a la fecha una explicación todo lo satisfactoria que se requiere, razón por la cual, haciendo gala de un espíritu solidario para con la humanidad y armado de la visión y sagacidad que Dios me ha dado, me propongo ahora a abordar tan espinoso asunto, tratando de encontrar la luz que a otros se les ha negado.

Y para empezar pongamos por ejemplo un problema clásico en cualquier lugar del mundo, de esta manera veremos la forma en que cada ciudadano reacciona.

Qué ocurre y cual es el comportamiento reactivo de la persona que deja las llaves del auto pegadas al contacto ?, caso harto común en todo el Globo, de acuerdo a sus orígenes étnicos y su nacionalidad?.

MEXICANO.- Al percatarse del problema, golpea el toldo del auto, rasguña el cristal, patea las llantas, se acuerda de la mama de los habitantes todos del planeta, se jala los cabellos, lanza miradas futibundas a todo aquel que pasa junto a él, como si otros tuvieran la culpa de su descuido; inicia una frenética danza que cimbra los alrededores del auto finalizada la cual, opta por recurrir al cerrajero que en cuestión de segundos abre la portezuela y el problema queda resuelto.

Resultado: Una hora y media perdida, dolor de estómago, cabello alborotado, corbata fuera de su lugar y cien pesos menos en la cartera.

JAPONES.- Evalúa rápidamente el problema y duda entre abrir la portezuela con un golpe de karate o idear un accesorio para hacerlo.

Opta por esto último: despoja - ahora sí con un golpe de karate .- a un repartidor de tintorería de un gancho metálico y logra abrir.

Resultado: Quince minutos perdidos, un repartidor de lavandería golpeado y un gancho deformado.

CHINO.- Estos no tienen problema alguno porque las bicicletas no funcionan con switch ni tienen portezuelas y en todo caso se las llevarían cargando resolviendo el entuerto.

CUBANO.- Sin problema alguno porque los seguros de los autos modelo 1943 ya no sirven y a los actuales Sil soviéticos no tienen acceso mas que los grandes jerarcas del partido, que a su vez se reparten el pastel y esos tienen a su servicio a choferes aleccionados de que, al cometer un descuido de este tipo, podrían terminar sus vidas en lo más lejano de Oriente cortando caña.

ESTADOUNIDENSE.- (que no Americano ni Norteamericano).- Al advertir el problema, se mira al espejo para cerciorarse que la corbata está en su sitio; se dirige al Mc Donalds más cercano al tiempo que echa mano de su celular.

En diez m inutos, en tanto da cuenta de una Mc doble, llega el auxilio vial y el impecable mecánico resuelve en cuestión de segundos el problema.

Liquida la hamburguesa y el servicio, se mira nuevamente al espejo y continúa sus rutinas.

Resultado: Quince minutos perdidos, un estómago preparado para las tareas del día y la certeza de que la corbata se encuentra en su sitio.

ESPAÑOL.- Si es Andaluz, cantará unas saetas y se quejará de "su mardita suerte con el cochesito que ojalá se oxidara".

Finalmente, acude al garaje más cercano a pedir auida.

El operario tardará diez minutos en explicarle que: "tiene un doló de muela que mardita sea la estampa de quien lo parió". Enseguida, quince minutos más en el traslado al sitio donde se encuentra el vehículo; cinco más para darse cuenta que: "no hé traío la herramienta necesaria", treinta en ir y volver al taller y cinco más para abrir la portezuela.

Resultado: Dos horas ´perdidas, siete saetas cantadas, dos jotas bailadas, la certeza de que "el doló de la muelesita" del obrero es cosa seria y doscientos pesetas menos en el bolsillo.

INGLES.- Al percatarse del problema, se alisa el traje y se mesa el cabello, emprendiendo a pié el recorrido a su destino, más tarde regresará por el auto.

Resultado: un minuto perdido en alisarse el traje y mesarse el cabello, ya que su oficina está enfrente adel lugar y pronto un "Boy" resolverá el problema.

ARABE.- Al observar lo ocurrido, hace la parada al camello más próximo y se dirige a la automotriz a comprar otro auto de un color más bonito, rogando a Alá que en este no se le ocurrra dejar las llaves olvidadas.

Resultado: Enfado de tres de las diez concubinas por la tardanza; dos horas perdidas y muchos riyales o dolares menos en el bolsillo.

Así vemos que tal vez la altura, el clima, la alimentación, el color o sabrá Dios qué, influyen decisivamente en el comportamiento ante cualquier problema, de los diferentes pueblos que habitan nuestrom hermoso y sufrido planeta.

Y ahora, señoras y señores, he terminado venturosamente este concienzudo estudio, pueden ir en paz; esta gota de sabiduría fué gratuita, por galantería del autor, las siguientes podrán tener un costo.

Todo comentario será bienvenido al e-mail: hectorams@gmail.com

Don Paco y don Pepe


Por:
Héctor Augusto Martínez Spota

Como ocurría de muchos años a esa fecha, los dos amigos discutían sobre diversos temas, sentados a la mesa del café junto con el cual habían envejecido, estimulados, sin duda alguna, por el aroma incitante del café recién molido y percolado y el sordo murmullo de la parroquia que por las mañanas abarrotaba el local, atraídos precísamente por la calidad de la rica infusión y los variados platos de su cocina.
El problema, en cuanto se referia a los dos amigos, era que el tiempo ya había dejado en ellos sus estragos y además de su sordera y el Alzheimer, difícilmente mantenían la hilación en su charla.
En sus buenos tiempos se jactaban de ser excelentes conversadores, lo cual sin duda alguna derivaba de la no despreciable cultura de ambos, que no quedaban ajenos a cualquier tema que se tocara.
Sin embargo, en los últimos tiempos iniciaban la plática con un tema y de pronto, sin punto de separación apreciable, saltaban a otros tópicos diametralmente opuestos al que dió inicio a la charla.
Quien no estuviese al corriente de su particular estilo de comunicación, generalmente se quedaba al aire sin entender una palabra de lo que comentaban los dos amigos.
Esa mañana, en particular, el tema de entrada fué el desempleo que se advertía en el pais y palabras más, palabras menos, este fué un fragmento de la conversación:
¿Te das cuenta -dijo don Paco -, la cantidad de gente que está siendo despedida de sus trabajos a causa de la crísis?.
Si -contestó sereno don Pepe -, la tisis es una enfermedad que a pesar de los avances de la ciencia, en el medio rural sigue causando muchas víctimas.
¿Cuales vitrinas Pepe?- repuso molesto don Paco -, estoy hablando de la crísis masiva.
¡ Eso es una tontería !, objetó Pepe.
¿ Es una tontería la crísis masiva ?.
¡ Si ! - repuso enfático.- El IVA solo debe ser aplicado a los artículos suntuarios.
Eso no es cosa de santuarios, Pepe; es cosa de empleos. La gente no encuentra trabajo y me dejo de llamar Paco si no, en poco tiempo, van a empezar a robar.
No es cosa de rogar. Simplemente se le dice al gobierno que no queremos el IVA y se acabó la discusión.
Eso es lo que necesitamos -añadió Paco -, como tu dices, una solución, pero una solución de fondo, una solución que lleve a los hogares lo necesario para subsistir.
Tampoco es cosa de dejar de existir, Paco, no seas dramático.
Con que los Diputados se fajen los pantalones y echen fuera la propuesta, con eso tenemos.
No, Pepe. No tememos a nada, pero ya es hora de que el gobierno haga algo en ayuda del pueblo.
¿ Qué tiene que ver en eso Pablo ?. El es Arquitecto, no político ni Economista.
Si, ya sé que el Presidente es simplón y bromista, pero que entienda que es hora de trabajar, no de inventar palabras ni de hacer bromas .
¿ Cuales maromas ?, en el Congreso no deben existir esos trucos. Ellos deben cumplir con su obligación que es legislar.
¿Estirar qué?....¿ El presupuesto ?.
Claro que por supuesto. Vaya, hasta que en algo estamos de acuerdo.
¿ Que si me acuerdo, de qué ?.
¿ La peque ?, no. Esa no ha venido a la casa desde hace mucho.
¿ Chucho ?, si ese es mi hijo consentido, aunque no sé que tiene que ver con la crisis que nos agobia.
Si...., Eusebia vino la semana pasada y te dejó saludos.
No..., no basta con que sean tozudos, lo que necesitan es ponerse a trabajar y a dialogar con el pueblo que los eligió.
¿ Eligio ?.. si, el sigue donde siempre, pero el si tiene trabajo.
¿ Cual contrabajo ?, si no es cosa de música sino de administración pública.
Hicieron una pausa para paladear el cáfé que tenían al frente, dieron una pequeña mordida al pan tostado con mermelada y continuaron su amena cuanto incomprensible plática.
Aquí dice - señaló Paco -, que los terroristas van a ser sacados de sus cuevas.
¿Tu qué opinas?.
Luego de ver la noticia en el periodico, don Pepe contestó:
No, Paquito, no son chinampinas, son unas bombas y bastante potentes.
¿ Que me ponga los lentes ?, ¿ que no ves que los tengo puestos, so burro ?.
¿ Cual baturro ?., eso si el problema fuera en España, pero los cocolazos están en Afganistán.
Si, ya se que ahí están, ¿ a donde quieres que se vayan si los tienen rodeados ?.
Si, dijo pensativo Pepe.., son muchos soldados y además con muchas municiones.
¿ Cómo que ni lo menciones ?., si el tema del momento; es la noticia que tiene al mundo en jaque.
¿ Ese Jeque, del lado de quien está, de los aliados o de Bin Laden ?.
¿ Que no se enfaden ?, pero si no están enfadados, están que se los lleva el rápido de las siete sin escalas intermedias.
¿ Medias para qué ?., lo que necesitan son uniformes y estrategia.
Es natural que tengan alergia, con tanto polvo y la insalubridad que hay en esos lugares.
¿ Que parecen juglares ?., no seas tonto, lo que pasa es que tienen el uniforme camuflajeado.
Ahí si me vas a perdonar, querido Pepe, pero no es el momento de que se hagan a un lado, ahora es cuando tienen que incrementar la presión.
¿ Como que cual misión?, pues la misión de acabar con los terroristas que les hicieron tanto daño.
¿ Como que hace un año ?, si fué hace ya varios años, el 11 de Septiembre.
Y tu creés que ese timbre se va a oír con los bombardeos ?.
¿ Fideos ?, ¡ No, hombre !, son bombas, no fideos, ¿ qué crees que los iban a invitar a comer sopa ?.
Por eso, esa es labor de la tropa, ni modo que de los niños exploradores.
Si, tienes razón. Esos Talibanes son unos explotadores, pero ahora les van a dar a probar de su propia medicina.
¿ En pleno desierto una cantina ?. No lo creo, aunque estoy de acuerdo en que los soldados en ocasiones merecen un descanso.
Bueno, tu estás perdido; el paso de ganso lo hacían las tropas alemanas en tiempos de Hitler.
Si...., un alfiler..., de eso está pendiente la paz del mundo, tienes razón.
Y de esa manera, don Paco y don Pepe, a su muy particular estilo siguieron desmenuzando el diario acontecer del mundo, aunque dudo que alguno de los dos se haya enterado de manera alguna del parecer de su interlocutor.

Nota: Publicado en Chispazos de humor. ed. Kchivaches y en la revista Vida y Nación".
Todo comentario será bienvenido al e-mail: hectorams@gmail.com

miércoles, 20 de agosto de 2008

Entrevista con un fantasma







Por:
Héctor augusto Martínez Spota

Como parte de un trabajo encomendado por las H. Autoridades del D.D.F., en días pasados acudí al Panteón Civil de Dolores a realizar una verificación sobre los sistemas de seguridad en el famoso cementerio.
¿Qué medidas de seguridad ameritan quienes ocupan el lugar?.
Eso es harina de otro costal; el caso es que se me dió la orden y como no está la cosa como para despreciar un sueldo, acudí al sitio.
Sin embargo, otras tareas previas no permitieron que estuviera en un horario oportuno, por lo que mi llegada al lugar se produjo aproximadamente a las diez de la noche (con esto, de paso queda demostrado, que soy muy trabajador).
Recorrí la barda perimetral sin que pudiese observar algún peligro ni para vivos ni para muertos y acto seguido, me introduje al panteón.
Adentro, salvo uno que otro fuego fátuo, que no representa de manera alguna riesgo de incendio, no pude apreciar situación peligrosa perceptible.
Estaba llenando el formato DDF198478567-M8765, (informe de riesgos en áreas del DDF), cuando un señor correctísimo, vestido todo de negro se me acercó y preguntó curioso:
¿Eso qué es?.
Con toda urbanidad le contesté que se trataba de un informe de riesgos en el cual asentaba en esos momentos mi opinión de que no existía riesgo alguno en el lugar.
¿Se preocupan tanto por los "fiambres" en la actualidad?.
Me chocó que se refiriera a los que ya nos habían abandonado como "los fiambres", pero aún así accedí a dar la respuesta.
No es por los restos mortales, le dije, sino la seguridad en sí del sitio para quienes lo visitan.
Y usted- interrogué a mi vez-, ¿qué hace a esta hora en este lugar?. ¿No le da miedo?.
Me causa mas pavor cualquiera de sus microbuseros que este santo cementerio, donde hay una paz permanente contestó.
Además - agregó-, yo no "vine". Yo "habito" aquí.
¿Es usted el velador?.
No, señor. Yo "era" comerciante.
¿Era?.
¿Y ahora, qué es?.
Ahora soy un fantasma, para servir a usted.
¿Un fantasma?.
Si, señor. Un auténtico, real, positivo e intangible fantasma.
Fulgencio Rondón Estebanillo, a sus órdenes.
Vió el asombro reflejado en mi rostro, lo cual le indujo a continuar.
"Vivo....bueno, permaneazco aquí desde el año 1900.
Y ¿qué le obliga, dije conteniendo mi cierta aprensión, a continuar en este lugar?.
Esto - repuso-, es un castigo.
¿Y por qué y quien lo castigó?.
Levantó su mano derecha y señalando hacia arriba con el índice agregó:
"El Patron".
Me invitó a sentarme en una de las lápidas que decía:






Juan Pérez Cotija



1878-1925



Descanse en paz






Pidiendo una disculpa por anticipado a don Juan Pérez Cotija, me acomodé lo mejor que pude y me dispuse a escuchar lo mucho que tenía por decirme mi reciente etéreo amigo.
Verá usted, como le decía, yo en vida fuí comerciante y me dediqué a lucrar despiadadamente con el pueblo.
Encarecía los alimentos, los ocultaba y así logré amasar una cuantiosa fortuna que no pude disfrutar, desgraciadamente, porque antes de hacerlo fuí llamado a cuentas, dejando todo mi capital en manos de mi viuda, que sí empezó a darse la gran vida después de las restricciones a que la tuve sometida siempre.
¿Y cuando terminará su castigo?
Eso solo lo decidirá -señalando nuevamente hacia arriba con el índice: "El Patron".
Tratando de cambiar de tema pregunté:
¿Y qué cambios observa, de aquella ciudad donde usted vivía, con la actual?.
Todos los cambios -repuso presuroso-, desde la pérdida absoluta de las buenas costumbres, el cambio en los hábitos de vida, el crecimiento desproporcionado de esta, que era tan bella ciudad, hasta el nacimiento y proliferación de artilugios para matar que cualquier usa ahora impúnemente.
¿A qué artilugios se refiere?.
A los que ustedes llaman automóviles, con todas sus variantes de: particulares, de sitio, peseros, microbuseros, autobuses, tren metropolitano y demás, independientemente de sus repartidores de pizzas, tintorerías, pollerías, refaccionarias, etc.
Todos ellos -dijo resumiendo-, son armas letales al alcance de cualquier mortal.
Y sobre los cambios en las costumbres, ¿qué diferencias observa?.
Básicamente se ha perdido el trato respetuoso entre amigos, familiares, conocidos o desconocidos.
En mis tiempos, se conquistaba a una dama con finura, con delicadeza y hasta me atrevería a decir, con arte.
Actualmente se le conquista con ruidos ensordecedores, con piropos que más parecen insultos y palabras saturadas de intenciones obscenas.
En cuanto al trato entre amigos, se perdió aquel trato amable solo reservado para las personas que se estimaba.
Antes, más o menos esta era la plática de un grupo de jovenes amigos:
"Mira Rafaelito, sobre lo que mencionas, estoy en desacuerdo en que las tandas del Principal sean exposiciones pecaminosas.
Entiendo que hay momentos en que se exceden un poco en el contenido de los parlamentos y que hay algunas tiples y vicetiples que enseñan hasta un poco arriba del tobillo, pero finalmente no se lesiona la moral y escuchamos diálogos picantes , pero dentro de los marcos de moral que exige nuestra sociedad.
Este mismo diálogo, trasplantado a la época actual, se desarrollaría más o menos de la siguiente manera:
"Mira güey, según lo que dices, no creo que las canciones chidas de Molotov se manchen.
Total, en la calle o en tu cantón no falta el güey que te la miente y estos por lo menos lo hacen con música".
Y si a las chavas no les gusta, pus allá ellas, total con que nos guste a los de la onda gruesa, es suficiente".
¿Entiende ahora lo que trato de decir?.
Hasta en sus gobernantes se han deteriorado las costumbres.
¿Ah, si?, contesté.
Y -acto seguido-, apresuré: ¿podría poner un ejemplo?.
En mi época, Don Porfirio0 imprimía austeridad, decoro y porte a todas sus acciones, aunque una de estas fuera ordenar el destierro al Valle Nacional de un grupo de infelices.
Cuando participaba en una ceremonia, su sola presencia infundía respeto.
La multitud -que por cierto lo admiraba- no existiendo el odio generalizado contra su persona, como dicen los actuales redentores de su generación-, presenciaba en silencio y respetuosa la ceremonia escuchando en todo momento sus palabras. Estas siempre eran medidas y certeras, dichas con objetividad fuera del tema que fuera.
En la actualidad, sus políticos se presentan a ceremonias solemnes vestidos de manera informal y aun con prendas deportivas, restando seriedad al evento de que se trate.
La etiqueta ha caído en desuso y si se trata de discursos oficiales, se perdió aquella finura retórica de que se hacía gala.
En algunas ocasiones se llega inclusive al albur, que en mi epoca estaba circunscrito a la gleba y al ambiente de las pulquerías.
Hay políticos que basan sus alocuciones en comparaciones frívolas entre ciertas alimañas y la especie humana lo cual, a todas luces, resta seriedad al gobernante que, carente de argumentos inteligentes, busca de estas argucias para congraciarse con el pueblo.
Qué vá de aquellos sobrios discursos, en comparación con la desastrosa especie de oratoria que actualmente utilizan sus lamentables gobernantes.
Y para muestra basta un botón, dijo mi fantasma amigable (y no se trata de Gasparín).
Vamos a poner por caso que se inaugura un tramo de calle.
Si estuviésemos en la época de Don Porfirio, el discurso sería de la siguiente manera:
"Tengo el honor de declarar inaugurado este tramo de calle, que representa el avance en materia de dignificación vial que vive en la actualidad nuestra gran urbe; obra realizada con el esfuerzo del gobierno y la participación de ustedes.
Señores ciudadanos, que ustedes lo disfruten.
En la actualidad, el mismo discurso, además de durar aproximadamente dos horas, a lo largo de las cuales el público empezaría a roncar sentados o parados en sus lugares, daría inicio de la siguiente manera:
Compañeros y compañeras, amigos y amigas, ciudadanas y ciudadanos, niños y niñas, chiquillos y chiquillas:
El gobierno del cambio ha realizado esta obra que representa en sí, la tumba de las odiosas tepocatas, víboras chirrioneras, viudas negras y otros animalejos que tanto daño hicieron al pais.
Nos comprometimos con ustedes, de llevarnos al triunfo con su voto libre, secreto, razonado y efectivo, a mejorar las condiciones de vida de nuestros electores y aquí estamos, haciendo gala de hechos, no de proyectos, de realidades, no de sueños. . . . . . . . . .
Y así por el estilo, dos horas más.
Y como ese caso, todo ha cambiado. ¡Bueno, hasta el ejercicio de la medicina.
En mi época los médicos eran respetados y de su persona se desprendía un aire de sapiencia cuyo efecto inmediato era que el enfermo sintiera una súbita mejoría.
Su auscultación era cordial, humana, gradual y meticulosa e iba desde el escuchar el efecto de algunos golpes sobre diversas zonas del cuerpo, hasta la escucha del funcionamiento de los órganos internos.
Generalmente, el diagnóstico era acertado y solo se prescribían los medicamentos necesarios para restablecer la salud del paciente, no para enriquecer a nadie.
Aquellos médicos cobraban unos honorarios bastante conservadores y cuando el paciente no podía pagar en efectivo lo hacía en especie, bien fuera con una gallina, un conejo, un guajolote, una carga de maíz o frijol, etc. Y a partir de esa cura vivía eternamente agradecido al facultativo.
En la actualidad, un médico más parece un jugador de tennis que un salvador de vidas y aquellas auscultaciones personales han desaparecido para dar paso al entubamiento de los más sofisticados aparatos, similares a cámaras de turtura.
Las visitas a domicilio han quedado para la historia con el nacimiento de cientos de consultorios ultramodernos y grandes hospitales con tarifas que, de no estar preparado el paciente, de pilón le ocasionan un infarto o por lo menos un ataque de nervios (el cual , por supuesto también le será atendido por los especialistas correspondientes sobre tarifas realmente espeluznantes).
Por otra parte, los diagnósticos derivados de la experiencia clínica y el conocimiento profundo de la profesión han desaparecido, dando lugar a innumerables estudios radiológicos, de laboratorio, de ultrasonografía, medicina nuclear, etc., al final de los cuales, como antaño, de todas maneras el paciente muere, a veces por la enfermedad, o bien por el impacto sicológico de las abultadas cuentas de hospital, laboratorios, medicos, enfermeras, etc., y en ocasiones debido al ajetreo propio de tantos estudios, pero con la diferencia de que ha representado un mayor gasto, engordando los bolsillos de médicos, radiologos, propietarios de laboratorios y hospitales, etc.
En cuanto respecta a los medicamentos, por ejemplo, la gripa que antaño se controlaba y combatía con dos medicamentos, ahora se ataca con siete u ocho logrando con ello no precísamente sanar al paciente, sino enriquecer aún más a los laboratorios transnacionales que se han apoderado del mercado, intoxicando de paso al paciente creándole nuevas enfermedades.
Negocio que dá negocio, ni más ni menos.
Y a la vista de todo eso, se me antoja injusto que me tengan castigado por mis acciones en vida, que son verdaderas niñerías comparadas con lo que hacen en la actualidad.
Es más, las mentiras patológicas de un político actual, la receta de cualquier especialista o los precios que los comerciantes imponen a los productos básicos, causan más daño que el que yo pude causar en mi tiempo.
¿Está usted de acuerdo?.
Tiene razón -repuse-, ¿Y por cierto, cual me dijo que era su nombre?.
Aún cuando ya se lo había dicho, no se si por los nervios lo olvidó o estoy ante un caso de demencia senil precoz, pero repito: me llamo Fulgencio Rondón Estebanillo y quedo en esta eternidad para servir a usted, agregó.
Espero, repuse ya para despedirme,que no sea muy en breve que me tenga que servir, sin embargo también quedo a sus ordenes y cuando me asalte alguna duda sobre las diferencias del ayer al hoy, o simplemente cuando tenga el deseo de entablar una plática con un amigo despojado del mezquino interés humano, por aquí vendré a molestarle.
Recuerde -me dijo finalmente-, que solo espanto de diez de la noche a cuatro de la mañana.
Lo tendré en cuenta, repuse y me alejé del lugar pensando si este episodio también tendría que registrarlo en el formato: DDF 0198478565-M-8765 de reporte de riesgos, duda que hasta la fecha me asalta y en ocasiones no me deja dormir.

(Publicado en Sonrisas en el tiempo, Ed. Kchivaches y en la revista Vida y Nación)
Cualquier comentario,bueno, malo o regular se agradecerá al e-mail:
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El padre sabio


Por:

Héctor Augusto Martínez Spota


Papá, ¿qué es la idiosincrasia?.

Don Palemón ribetes lanzó a un lado la novelita de amor que leía y se volvió a mirar a su hijo Belarmino, como si fuera un ser de otra galaxia.

¿La qué, preguntó.

La idiosincrasia.

¡Ah caray!, repuso. Déjame acordarme y luego te digo.

Don Palemón evitó prudentemente decir a su crío en forma directa que no sabía.

Quería conservar a toda costa el título de campeón y nunca daría su brazo a torcer.

Caminó a la cocina y preguntó a Eulogia, su mujer: ¿Tu sabes qué es la idiosincrasia?.

¿La qué?..

La idiosioncrasia, dijo Don Pale (como le llamaban sus amigos) en tono molesto.

No molesto precísamente porque le llamaran Don Pale, sino por la ignorancia absoluta de su mujer.

No viejito, pos no sé.

Acto seguido, a grandes zancadas se dirigió a su cuarto y tras de encerrarse a cuatro llaves empezó a buscar en el fondo de una caja hasta hallar un viejo y muy usado diccionario que mostraba en sus cubiertas el manoseo a que debió haber sido sometido por varias generaciones de la familia Ribetes.

Abrió el libro en la letra correspondiente y hojeó hasta encontrar:

IDIOSINCRASIA.-f. Manera de ser propia de una persona.

Satisfecho cerró el libro, lo guardó y luego de abrir los cerrojos se dirigió al sitio donde el niño hacía su tarea.

Se plantó seguro frente a Belarmino y preguntó aparentando indiferencia:

¿Qué palabra no conocías?.

El chiquillo, colorado y rechoncho como el padre, se volvió a ver a su progenitor al tiempo que le decía enfrentándolo: "Idiosincrasia".

¡Ah!, exclamó con suficiencia Palemón, en tanto acariciaba su prominente abdómen.

Pos eso quiere decir -y repitió literalmente-: "f. manera de ser propia de cada persona"

El niño se apresuró a escribir en un cuaderno.

Ya se retiraba el satisfecho padre, cuando el retoño contraatacó.

¿Y qué quiere decir vitriólico?.

El sombrero se le fué de lado a Palemón (o Don Pale, como ustedes gusten, que para el caso es lo mismo e igual se le fué de lado el accesorio), pero fingió no estar sorprendido.

Y como si hablara consigo mismo repitió: "vitriólico....vitriólico..."

Péreme tantito mijo, nomas dejeme acordarme.

Caminó lentamente como dispuesto a dar un paseo y nuevamente se encerró en su cuarto.

Vitriólico...vitriólico...¿será con B de burro o con _V de vaca?.

Hurgó primero en la B sin hallar la palabreja y asesorándose a sí mismo se dijo: "ha de estar en la V de vaca".

Pasó rápidamente las hojas y empezó a musitar: "vitral, vitro, vitrificable... y por fin apareció ante sus ojos: "vitriólico".

Pasó el dedo por el párrafo y leyó:

"Vitriólico. ca. dadj. Relativo al vitriolo o que posee las características propias a él".

Vuelta violenta al sitio donde Belarmino se peleaba con la tarea; adoptó la misma postura de suficiencia y lanzó la definición literal:

"Vitriólico. ac. adj. Relativo al vitriolo o que posee las caracteristicas propias a el.

El niño abrió los ojos y repreguntó con todo candor: ¿y qué es el vitriolo?.

Palemón tragó saliva, por si las dudas agarró el sombrero, le temblaron las corvas y lo único que atinó a decir fué: "pereme tantito".

Nueva carrera a la recámara y la toma por asalto del diccionario.

"Vitriolo", m. Nombre dado antiguamente a todos los sulfatos. Aceite de vitriolo o vitriolo. Acido sulfúrico. Vitriolo azul, sulfato de cobre hidratado".

Hizo un supremo esfuerzo por captar toda la definición y cuando pensó que la tenía, salió nuevamente, esta vez sin cerrar ni el libro ni la puerta.

A ver, mijo, , dijo al llegar fatigado y sudoroso frente al niño: "El vitriolo m. nombre dado a todos los hidratados de cobre que antiguamente eran sulfatos de ácido sulfúrico".

Belarmino lanzó el lápiz sobre el cuadernoy enfrentó viva, pero respetuosamente a su progenitor, al tiempo que lanzaba un sorprendido: ¿¡ Que! ?.

Lo que te dije, repuso sereno Palemón.

A ver apá, nuevamente porque no entendí.

"El vitriolo m. -dijo exasperado-, es el nombre del ácido sulfúrico que antiguamente era azul con sulfatos hidratados de aceite".

Oiga apá, interrumpió Belarmino, ¿por qué no mejor me presta su diccionario?.

¿Cual diccionario?, se engalló Palemón.

El mismo que tiene escondido en una caja vieja en su cuarto y que es de donde siempre ha sacado las definiciones que le pido, muchas de las cuales las he presentado equivocadas.

Y urgiéndolo agregó: "Andele apá, tráigamelo".

Sintiendo que su imágen de padre sabio se esfumaba dolorosa y lamentablemente en ese instante, Palemón fué en busca del diccionario sintiéndose profundamente abatido, sin deternese a pensar que en ocasiones, la verdadera sabiduría estriba en reconocer, como el inmortal Socrates, que no se sabe nada.

Y es un hecho indudable que a Socrates, todas las generaciones que le siguieron le han reconocido como hombre sabio.


NOTA.- Publicado en los libros "Chispazos de humor". 2002 Sonrisas en el tiempo 2005. Editorial Kchivaches. Dirección editorial, Lic. Giuliana Martínez Cruz y en la revista Vida y Nación.



martes, 19 de agosto de 2008

Mensaje:

Queridos amigos:
Aun cuando lento, pero diariamente estoy tratando de entregar a ustedes por lo menos un artículo.
Espero que de la lectura de cada uno de ellos, se desprenda un poco de felicidad que contribuya a hacerles la vida más grata.
Mi Jefe de Relaciones públicas me ha comunicado que me tiene programado un viaje largo.. muy largo que me impedirá en su momento seguir en contacto con ustedes, sin embargo, mientras este viaje no se realice, seguiré entregando a quienes se atrevan a leer mis líneas, día con día un poco de humor, sano, blanco y con la gracia que nos debería rodear en nuestra vida diaria.
A cambio, solo pido de ustedes................... una sonrisa.
Gracias
Héctor Augusto Martínez Spota

Diálogo regiomontano


Por:

Héctor Augusto Martínez Spota


"Apá, empresteme cincuenta pesos pa´ir al cine.
-¿Pa´que m´hijo, ¿pa´que aprenda violencia? ¡No!.
Enton´s deme pa´comprarme unos dulces.
-¿Y que se le piquen las muelas?. ¡Menos!.
-Bueno, déme pa´comprarme una revista.
¿Pa´que vea pornografía?. ¡Ni lo piense!.
-Caramba, enton´s deme algo pa´un refresco.
-¿Y engordarle más los bolsillos a una trasnacional?, ¡jamás!.
¡Oh que mi ´apá!, emprésteme enton´s pa´alquilar una bici.
¿Y propiciar que me lo maten en la calle?. ¡Nunca!.
Bueno, cómpreme la chamarra de piel que le enseñé.
¿Y provocar que maten a un animalito por su caprichosa culpa?. ¡Never!.
¿Qué me dice si le pido un casset de música?.
¿Pa´que se llenen de dinero los piratas?.
Usté ya sabe que soy muy respetuoso del derecho de autor.
¡Nones!.
¿Un pan?
-Le hace daño la harina.
¿Un elote?.
¿Con los víruses que andan por ahi?.. ¡no invente!.
Deme pa´una naranja.
¿Pa´que resulte ser transgénica?..
¡Ni lo piense, m´ijo, lo quiero vivito y coleando.
Oiga apá, ¿cuando se le van a acabar los pretextos?.
Cuando a usté se le acaben los caprichitos vanos, tontos y suntuarios, como han dicho nuestros iluminados gobernantes. ¡Faltaba más!.
NOTA.- Este artículo también forma parte de los libros "Sonrisas en el tiempo" y Chispazos de humor mr. de su servidor.

Nota: Cualquier comentario favor de dirigirlo al e-mail: hectorams@gmail.com

El parque de diversiones


Por:

Héctor Augusto Martínez Spota


En días pasados tuve la fortuna de encontrar, precísamente en un gran parque de diversiones ubicado al Sur de la ciudad, a mi estimado maestro y amigo don Indalecio Caraveo de la Cadena. Su presencia me llamó la atención no por el hecho en sí de encontrarlo, sino por el sitio en que nos hallábamos, donde más esperaba encontrar a jovenes padres con sus hijos y no a un venerable señor de casi ochenta años (aunque bien mirado, yo tampoco soy un pollo y también me encontraba en ese lugar).

A pesar de su avanzada edad, don Indalecio todavía se precia de tener una vista y reflejos excelentes y quedó demostrado siendo él quien me identificara de entre la multitud que abarrotaba el centro de diversión.

Me acerqué a saludarle porque, si bien es cierto que nos separan muchos lustros, ello no ha sido obstáculo para que hubiésemos cultivado una amistad que viene de mi época de estudiante, cuando el se desempeñaba como maestro de Latín y Griego en la preparatoria.

¿Qué hay Don Indalecio, experimentando emociones fuertes?, le dije.

Al reconocerme exclamó:

No hjjo, qué vá, aquí no existen las emociones fuertes.

A lo más que se acercan es la a pequeños sobresaltos sin consecuencias.

¿Como es eso?,- pregunté.

Y señalándome la banca que se encontrabna a nuestras espaldas me invitó a sentarme para continuar diciendo:

-A lo que viene la juventud, como mis nietos, a quienes acompaño este día a este parque de juegos mecánicos, es a excitar un poco su secreción de adrenalina; tal vez a dar salida a sus emociones encapsuladas mediante los clásicos gritos; a gozar un poco de la velocidad y a adquirir mareos sin consecuencias como, caso contrario, pueden ser aquellos que derivan de una borrachera que les intoxica o de un embarazo no deseado que les condena a problemas por el resto de sus vidas.

Pero de este tipo de sensaciones, a las verdaderas emociones fuertes, hay un abismo.

En tanto vigilaba de lejos a mis hijos y sus acompañantes, seguí indagando más acerca de lo que me quería decir mi octogenario maestro y amigo, preguntando:

-A ver, Don Indalecio, como que no capto la cuestión.

Como no captabas nunca las raíces Griegas allá en la prepa, ¿verdad?.

Bueno, me defendí, eso era otra cosa, Don Indalecio.

Eso era lo mismo de siempre, repuso con la energía que yo ya conocía, que a pesar de ser tan inteligente, no ponías la atención suficiente y ahora que eres Abogado te has de hacer unas bolas que ¡Dios guarde la hora!.

Bueno, repuse molesto, pero estamos hablando acerca de que esto, dije señalando a los juegos mecánicos, no representan emociones fuertes.

Mira, repuso, para hacer más comprensible lo que trato de decir, te voy a poner ejemplos. ¿Ves aquel aparato que está al frente?

¿El cíclope?.

Ese mismo.

No es comparable la emoción que produce, al hecho de subirte a un autobus urbano operado por un mozalbete irresponsable, tal vez drogado y que no sepa manejar, en su recorrido de las tres de la tarde.

Aquello si que es un zarandeo terrible, y a diferencia de estos aparatos que tienen una supervisión mecánica constante, a los autobuses urbanos no llos revisa el mecánico hasta que se les revienta el motor o les truena la suspensión, con volcadura incluída y su cauda de heridos y hasta muertos en ciertas ocasiones.

Ahí si se arriesga la vida a cada minuto; o bien, ¿ves qué concurrido está ese otro juego?.

¿Los carritos chocones?.

Asi es.

Se vé que la gente que los aborda nunca se ha subido al tren ligero de la ciudad; ese si que es un aparato chocón y no es comparable el choque de estos pequeños automóviles, con el impacto del convoy con su saldo de daños físicos y materiales.

Mira aquel aparato- dijo señalando al Voo Doo (se pronuncia Vudú)- la gente se apretuja contra las pareces y los asientos y todavía se rien. Pero eso no es nada como abordar el metro en hora pico y en alguna estación de transbordo. Ahí si que te mueve la propia gente, te obligan a abrazar a quien no quieres, te practican desde masajes corporales hasta exploraciones proctológicas y te llevan de un extremo al otro del carro casi en volandas, con el riesgo permanente de que te saquen en plena marcha por alguna ventanilla. Eso sí es emoción pura.

En este lugar todo mundo se asombra de la experiencia que viven en la "Casa de los Espantos". ¡Inocentes!, se vé que nunca han tenido que recibir un citatorio de la Secretaría de Hacienda y comparecer luego a aclarar tal o cual saldo que existe en tu contra por supuestas infracciones a las leyes, reglamentos, decretos, disposiciones, memorandums y enmiendas que ni los propios empleados, funcionarios, subsecretarios e incluso el propio señor Secretario (con todo respeto), entienden.

Comparecencias que siempre se desarrollan bajo el manto de amenaza de cárcel, multas, sanciones y creo que hasta el destierro, guillotina, grilletes o patíbulo para el supuesto infractor. Esa también es una forma sublimada de emoción.

¿Y qué dices de aquel que está al fondo?, dijo señalando al Kilawea.

Los pobres incautos que lo abordan piensan que la velocidad de escape del aparato es lo máximo que se puede experimentar.

No saben lo que es llegar a cualquier Tesorería del D.D.F., a preguntar por su saldo por concepto de impuesto predial.

Tu llevas en mente un saldo, digamos, de quinientos pesos.

Una señora gorda que se protege detrás de un mostrador, después de una espera interminable desciende de su pedestal para atenderte y a quien el enorme chicle que rumia le impide darse a entender correctamente, luego de consultar tru saldo en la pantalla, te escupe sin miramientos la frase:

¡Mffftos pesos!.

¿Queeee?, preguntamos al no entender la cifra expresada.

La dama en cuestión se pasa el chicle a algún departamento de reserva en su boca, que solo los burócratas parecen tener y repite exasperada:

¡Cinco mil ochocientos pesos!. ¿Qué....está sordo?.

Y si tu estás sordo, ahora te quedas paralítico por la sorpresa.

Luego de tomar oxígeno para recuperarte, vuelves a la carga y preguntas:

"Señorita (¿algún día lo sería esta cacatúa?), ¿no habrá equivocación con mi saldo?.

¡Nnnnnguna!... ¿ o qué?, ¿duda de nstrosss rgistross?, responde tajante y agresiva la gorda como fiera en celo, volviendo ahora el chicle a su posición original.

El reparo que te provocó la noticia imprime más velocidad a tu cuerpo que el famoso aparatito que te he mencionado y el temor a ser mordido por la gorda a quien para efecto de ubicación llamaremos "Miss Grrr", se equipara a cualquier zoológico con fieras sanguinarias.

¿Tengo o no razón?..

Y ahora, dijo consultando su reloj, voy en busca de mis nietos a ver si comemos algo y agregó guiñándome un ojo:

Un reto no comparable a comer tacos en cualquier paradero del metro; ahí si que vives emociones intensas, entre los perros que te rodean y los que te estás comiendo.

Y lo observé despedirse con la mano en alto, en tanto pensaba para mis adentros: Como siempre, Maestro, usted tiene la razón.


NOTA.-

Artículo publicado en "Sonrisas en el Tiempo" y en Chispazos de humor, Editorial K chivaches. Edición dirigida por la Lic. Giuliana Martínez Cruz. .

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lunes, 18 de agosto de 2008

Finanzas internacionales


¡Muy buenos días, señor!.
¿Qué tienen de buenos?, contestó gruñón el Monarca, al saludo untuoso, reverente y servil de su Primer Ministro.
¡Caramba, Su Majestad! -repuso este-, ¿Estima usted en poco que este día recibiremos el préstamo de buena voluntad que nos otorga nuestro siempre buen amigo Matangolandia?.
(El Primer Ministro, hábilmente, no estimó conveniente mencionar que, para obtener el susodicho crédito, fué necesario hipotecar por veinte o treinta generaciones los recursos naturales del pais en favor, naturalmente, de Matangolandia).
El Monarca se incorporó del lecho y queriendo parecer indiferente preguntó: ¿De cuanto estamos hablando, mi querido Ministro?.
Primer Ministro, Su Majestad, Primer Ministro, pues le recuerdo que según el Decreto Real de fecha.....
El Monarca levantó su real diestra (y no quiero decir con esto que la siniestra fuera irreal. ¡Vamos, que levantó su mano derecha!.), para contener el alud verbal de su Primer Ministro, al tiempo que decía: Calma, calma, eso ahora no tiene importancia alguna -e insistió-: ¿De cuanto estamos hablando?.
Mas o menos, deducidas las comisiones e intereses correspondientes (tampoco, en un gesto de suprema humildad, consideró conveniente mencionar el pequeño detalle de que la mayor parte de dichas comisiones irían a alimentar sus ya bien forrados bolsillos), alcanza la cifra de Doscientos millones de nuestros Ilusos (unidad monetaria de cuño corriente en circulación en aquellos tiempos en Ilusionlandia).
¿Tanto?, preguntó El Monarca enarcando las cejas.
Ni tanto, poderoso Mandatario apenas lo suficiente para que nuestra nacion pueda superar sus problemas mas acuciantes.
Sin embargo -añadió-, debo decirte, Oh Amado Soberano, que se trata de un "préstamo amarrado".
¿Amarrado de qué o de dónde?, rezongó Su Majestad que, por otro lado, no entendía de finanzas internacionales más de lo que puede entender una iguana de Teología comparada, con perdón sea dicho.
Al etiquetarse como "amarrado", respondió el Primer Ministro con gran suficiencia, quiero decir que los fondos vienen destinados a conceptos muy específicos, Mi Sublime Estadista.
¿Y qué conceptos son esos, mi misterioso Primer Ministro?.
Cosas simples y muy necesarias para el pais como son: El apoyo a la pequeña y mediana industria, el fomento al comercio nacional e internacional y los recursos necesarios para continuar nuestra campaña de lucha en contra de nuestra industria sin chimeneas.
¿Atacaremos al turismo?, bramó sorprendido el real personaje.
No mi egregio señor -repuso el Ministro-, ¡perdón!., el Primer Ministro; al decir "nuestra industria sin chimeneas", me refiero al elevado consumo de la nefasta cannabis indica, juanita o marihuana, tan en boga entre nuestra musical y pujante juventud.
Y como ese concepto -agregó-, muchos otros que constituyen prioridades nacionales a atacar por tu Real Autoridad.
Así como lo pintas, interrumpió El Soberano, ¿De qué manera lograremos fortalecer nuestras arcas para hacer frente a las amenazas del exterior o para proporcionar comida a las huestes de hambrientos que diariamente sitian el palacio?.
Asimismo, y esto es lo más importante, dijo, señalando con índice flamígero a su Real Financiero: ¿De qué manera vamos a pagar ese prestamo ?
El Primer Ministro, sintiéndose dueño de la fórmula mágica, en un gesto de fingida modestia se miró displicéntemente las uñas de la mano derecha, se enderezó el turbante y contestó con toda la humildad que podían contener sus vistosas chinelas:
Con esos mismos recursos, Su Gracia.
¿En que quedamos, no que venian amarrados?.
Precísamente apegandonos a esa condición, Magnánimo Señor es que vamos a resolver todo.
Y agregó: ¿De qué manera podriamos echar a andar nuestras fábricas de armamento, las de queso, los establos, las lecherías, panaderías, obradores, aceiteras, etc., con la generación de empleos que conlleva su arranque, aminorando el desempleo en el pais?
Y qué mejor terapia para nuestra juventud, que la organización de todas las justas, festejos, torneos, festivales y celebraciones que en el momento en que lo desees te salieran de la corona.
El Monarca - que por cierto era un tanto lerdo (con el perdón de las autoridades correspondientes), no alcanzó a comprender la cuestión y con la ceja arqueada, el ceño fruncido, en silencio y ademanes explicitos de los dedos de la mano derecha, urgió a su colaborador a que profundizara en la justificación.
Independientemente de lo anterior -prosiguió el Primer Ministro-, nuestros vecinos Salvajonia y Tercolandia nos han pedido insistentemente créditos en especie en armas y otras mercadeías, que podrían ser surtidos teniendo nuestras fábricas a plena operación.
¿Te refieres -objetó alarmado El Soberano-, a venderles armas a esos macacos, para que luego nos agredan con las mismas?. ¿Te has vuelto loco?.
Señor...señor..., dijo el Primer Ministro contemporizando. ¿Has notado que el armamento actual de tu ejército, se compone de verdadera chatarra que ya no asusta ni a los niños?.
Espadas con los filos mellados, armaduras totalmente oxidadas y algunas perfectamente picadas por la acción agresiva de las aguas del mar; escudos que ya no escudan ni de un estornudo; cascos que más bien parecen coladeras y no protegen ; barcos que hacen más agua que Tehuacan y catapultas que lanzan menos que cualquier pitcher de la liga nacional y asi por el estilo, todo lo demás?.
Si -repuso El Monarca- ¿y eso qué tiene que ver?.
Que ese -respondió el Primer Ministro con firmeza-, sería precísamente el armamento que venderíamos a nuestros vecinos. Claro que luego de darle una "manita de gato" para disimular su estado real; armamento con el cual ni remotamente se les ocurriría atacarnos.
Por otro lado, sabes bien, Amado Guía, que nuestra industria de medicina herbolaria, pócimas, unturas y emplastos, requiere de un decisivo impulso.
Pues bien, primero nuestras fábricas de queso, lecherías, panaderías, obradores de carne, fábricas de aceite, etc., trabajarían hasta el cansancio para iniciar una etapa de comercio en dos frentes principales: El primero, con los productos de primera calidad, saturaríamos el mercado de Matangolandia vendiendo al contado, aún con los precios castigados que ellos mismos nos imponen, creando así una sana revolcencia de recursos con el consiguuiente desprendimiento de utilidades.
El segundo: Los de baja callidad o rechazados por nuestro Real Ministerio de Salud, se otorgarían como parte de los créditos que nos han solicitado nuestros vecinos Salvajonia y Tercolandia, asegurando de esa manera un saludable flujo de divisas a través de nuestras tres principales fronteras, con el gigante del Nort y con los enanos del Sur.
Bien....bien, dijo pensativo Su Majestad y de pronto, volviendo a la carga repreguntó: ¿Y todo eso qué tiene que ver con la industria de medicina herbolaria, pócimas, unturas y emplastos?.
¿No lo adivinas, ¡oh luz del hemisferio y zonas circunvecinas !?.
No... dijo convencido.
Recuerda que son los productos rechazados y los de baja calidad los que irán directamente a Salvajonia y Matangolandia, por lo que no podemos asegurar que las condiciones higiénicas, de salud y baja toxicidad de los mismos, sean los que indican las normas las normas que se aplican para su consumo en Matangolandia y en nuestra patria.
Por otra parte, esos paises carecen de una industria médica, herbolaria, de pócimas unturas y emplastos, de tal manera que al aparecr los primeros brotes epidémicos, que seguramente se presentaran, se abrirá una nueva línea de crédito que permitirá fortalecer a nuestra industria y además de preservar el empleo, permitirá mantener comercialmente cautivos por muchas generaciones a nuestros inquietos vecinos.
D esa manera, ¡Oh Sol de la Patria!, aprovecharemos integramente los recursos que nos han sido otorgados, fortaleciendo a nuestra industria y comercio, creando los necesarios empleos para acabar con las caravanas de mendigos, controlaremos a nuestra "industria sin chimeneas" y firmaremos los necesarios convenios comerciales con los vecinos, salvaguardando nmuestras fronteras de cualquier ataque artero y recuperando con creces los recursos que nos fueron prestados, estando en condiciones de pagar en tiempo y hasta en forma adelantada.
Y ahora, ¡Magnífico Señor!, ¿Estas de acuerdo en que es un día para celebrar?.
Tienes razón, dijo convencido el Dignatario, y agregó: " a este paso podemos, en el curso de unos cuantos lustros, convertirnos en los benefactores de este mundo que ahora, gracias a "nuestra inteligencia", nos abre sus puertas.
Y luego de este destello de sencillez y humildad y musitando algo sobre una "carta de los deberes y los derechos económicos de los estados", se alejó radiante de felicidad, que amarrados o no, aquellos ilusos tendrían una excelente aplicación y le brindarían la oportunidad de que su reinado se inscribiera con letras de oro en la historia de Ilusionlandia.

Nota: Este artículo se publicó en los libros: Sonrisas en el Tiempo y chispazos de humor y en la revista Vida y Nación bajo la dirección editorial de la Lic. Giuliana Martínez Cruz.
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