sábado, 13 de septiembre de 2008

Los millones de El Mofles


Por:

Héctor Augusto Martínez Spota


¡ Si yo fuera millonario !.
¿ Quien no ha escuchado en voz de un amigo, pariente o conocido esta frase que encierra el deseo oculto de todos los ciudadanos que poblamos este sufrido planeta ?.
Sin embargo, si sometemos al análisis cuidadoso la frase en cuestión, de inmediato surgirán muchas interrogantes, la primera de las cuales sería:
Si tú fueras millonario, ¿ qué ?
¿ Qué pasaría si una mañana te despiertas y te percatas que por obra y gracia de la lotería, el melate, una tía rica que te heredó, que de pronto te nombraron Secretario de Estado o que resultaste electo para un cargo público o cualquier otra circunstancia de enriquecimiento súbito, a esa hora fueras propietario de varios millones?.
¿ Qué harías a partir del momento en que conoces tu cambio de fortuna ?.
a).- ¿ Planeas reestructurar tu vida a partir de ese evento ?
b).- ¿ Piensas en dar a tus hijos una mejor educación ?
c).- ¿ Acuden a tu mente tus hermanos, primos o familiares en desgracia y planeas la forma de ayudarles a superar su condición ?.
d).- ¿ Surge en tí el deseo de fundar un patronato o una institución de asistencia enfocada a una causa noble ?.
e).- ¿ Estudias la forma de sacar a tu anciana madre del trabajo que la está matando lentamente día con día ?.

¡ MENTIRA !


Y digo esto con base en un concienzudo sondeo practicado con cientos de compañeros, amigos y conocidos.
Si estás en una oficina, estos, palabras más, palabras menos, serían tus pensamientos:
" Ora si me voy a ligar a Martita ( viendo a la potable secretaria del jefe ), a ver si cuando le enseñe chica chequera se me vá a resistir".
O bien:
" Me cai que ora si voy a apantallar a mis cuates. Me los voy a llevar a un reventón que hasta locos van a quedar".
Y recordando a tu aporreado Volkswagen: "Verán el carrote que me voy a comprar y los trajes y los anillos; hasta la baba se les vá a caer".

¿ Y la familia ?.

¡ Bien....gracias !.

En momento alguno ha pasado por tu mente la que supuestamente es fuente y orígen de todos nuestros afanes.
Parece ser que el dinero, sobre todo en la repentina abundancia que supone un premio de esta naturaleza, tiene el poder de borrar la memoria de quien lo recibe y de trocar toda buena inten ción en acciones vanas e intrascendentes.
Pongamos por caso a "El Mofles", nuestro popular mecánico de la esquina a quien entrevistamos cuando nació la peregrina idea de escribir este artículo.
En aquella ocasión, al ser interrogado sobre qué haría si se sacaba la lotería, dijo:
"La primera sería comprar un buen terreno para instalar un taller de lujo; luego compraría la casa que rento y la pondría de primera".
"Después, la mejor ropa para mi esposa y mis chilpayates y para éstos las mejores escuelas pa´que no tengan que doblar el lomo como yo lo he doblado pa´que otros se hagan ricos.
Esto, a grande rasgos, fué lo que contestó en aquella ocasión nuestro amigo "El Mofles".
Y quiso el azar, la suerte, el destino o lo que se quiera, que meses más tarde nuestro querido "Mofles" le atinó a un premio de la lotería que llevó hasta sus bolsillos, luego del insalvable pago de impuestos, la nada despreciable suma de dos millones de pesos.
Y ahora, gracias a una paciente labor de investigación personal, veremos como nuestro amigo llevó a la práctica la ejecución de los propósitos que ya conocíamos.
En primer lugar, al recibir el premio, "El Mofles" estimó que ya había trabajado demasiado y adelantó tres meses de sueldo a sus ayudantes y cerró temporalmente el taller bajo el pretexto de "remodelación".
Enseguida celebró a todo vapor con sus cuates, organizando un reventón de una semana en Acapulco, de donde regresó - según él -, cansado pero contento y con 300 mil pesos menos en el banco.
A su regreso, luego de aplacar la justa ira de su consorte, se dispuso a planear su futuro familiar.
En eso estaba, cuando llegó el compadre Melquiades a felicitarlo y a quien prestó 199 mil "pa´empujar un negocio de perros calientes".
Luego vino el cuñado Valentín, hermano de su esposa, a recordarle el proyecto aquel de traer ropa usada en pacas para vender en los tianguis.
Valentín salió con un cheque por 300 mil.

Ahora sí - se prometió -, nada le apartaría de sus propósitos.

Llamó por teléfono a la dueña de la casa donde vivía, la cual ya estaba en antecedentes del cambio de fortuna de su inquilino y por tal razón, la casa, que inicialmente costaba 300 mil, ahora valía 700 mil.

Sin decidir todavía la compra, buscó el teléfono para saber de aquel terreno bardeado donde quedaría el taller que planeaba instalar y fué informado que ya había sido vendido.

Con cierta frustración en el ánimo, mandó a su esposa a comprar un periódico para investigar otras opciones.

Pasó la mañana investigando, hasta que logró ubicar una casita cercana a donde vivía en 300 mil y un terreno, también en las cercanías, en 200 mil.

Se frotó las manos satisfecho y se aseguró a si mismo cerrar a la mañana siguiente las dos operaciones.

Se levantó temprano, se acicaló lo mejor que pudo y armado de su chequera se dirigió a las citas que había concertado.

Sin embargo, el hombre pone, Dios dispone, viene el diablo y todo lo descompone.

Dió la casualidad que en la esquina encontró a su amigo del alma "El Manotas", quien luego de felicitarlo le invitó a desayunar en la fonda cercana.

Recordaron los viejos tiempos y los conocidos comunes y después del desayuno vinieron la primera, la segunda y la tercera cervezas y por el rumbo de las tres de la tarde, cambiaron de lugar en busca de la botana de "La Campana", la acreditada cantina de la colonia.

La reunión de amigos terminó a la una de la mañana y "El Mofles" regresó a su hogar sin casa, sin terreno y con 20 mil pesos menos en la cuenta.

A la mañana siguiente pidió a Gudelia, su esposa, se vistiera con sus mejores galas porque iban a comprar un coche.

Efectívamente, llegaron a la automotriz y de inmediato compró un deportivo con el que: "se van a morir de envidia mis cuates", mismo que se facturó a nombre de su consorte.

El chiste le salió en 200 mil del águila.

Esa tarde, al hacer el balance de gastos, se percató con horror que solo disponía de 900 mil pesos, apenas lo justo para la casa, el terreno y el taller.

Gudelia advirtió la situación y con un variado tipo de amenazas logró despojarlo de la chequera, la cual ocultó en un lugar recóndito.

Solo le permitió llenar un cheque por 10 mil pesos para que "El Mofles" abriera otra cuenta y con eso se pudiera desplazar para negociar las compras y pagar los gastos notariales.

Finalmente, con la presión de su consorte, adquirió la casa y el terreno; equipó el taller, consiguió los permisos respectivos y reanudó su trabajo.

De no haber sido por la diligencia de Gudelia, "El Mofles" hubiera dilapidado con rapidez todo aquel dinero.

Meses más tarde, cuando llegué a su taller después de felicitarlo y escucharlo le lancé la pregunta:

¿ Y qué hubieras hecho si todo el dinero se te hubiera ido de las manos ?.

"Pus - respondió -, hubiera vuelto a jugar a la lotería".

Finalmente, para no quedarme con la duda, le pregunté acerca de los 500 mil pesos que había prestado y me contestó señalando a su bodega: " ahí están ".

¿ Los 500 mil ?.

Si, contestó, y tomándome del brazo me llevó hasta la puerta de ésta, en el fondo de la cual reposaban unos carritos para hot dogs y varias pacas de ropa usada.

"Es todo lo que pude recuperar y mi cuñado y mi amigo, luego de gastarse la lana, hasta el saludo me retiraron.

¿ Te duele ?.

¡ Qué vá ! y agregó guiñándome un ojo: "Son dos sables menos, además los carritos me los está pagando en cómodos abonos semanarios uno de mis chalanes y se los soltaré hasta que me los liquide.

En cuanto a las pacas de ropa, me las está pagando mi otro ayudante para venderlas los domingos en algún tianguis; así recupero casi 300 mil pesos y me doy de santos.

Me despedí de "El Mofles", cuya historia por fortuna y gracias al control conyugal, no llegó a convertirse en drama; pero cuantas historias nos dicen de ilusiones y proyectos que se han perdido en el camino empedrado de dinero.

Total; habiendo sorteos todos los martes, jueves y domingos y Melate domingo y miércoles,

¿ qué puede pasar ?.

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