lunes, 5 de enero de 2009

Nuestro Castellano, destrozado día con día

La lengua que dió a el mundo a "El Quijote", que nos deleitó con "El periquillo sarniento" y muchas obras maestras de la literatura, por lo menos en nuestro México está siendo víctima de un diario y despiadado ataque por parte de muchos de los operadores de los medios de comunicación que no precísamente llevan a cabo este ataque como parte de alguna campaña estratégicamente ideada, sino por mera ignorancia, por incultura y por ínfulas de notoriedad ante su cada vez más inculto auditorio.
Una de las principales razones de ser de la radio, el periodismo y la televisión es el llevar, además de la información, la diversión y el entretenimiento, la cultura a nuestro pueblo y es en esta última parte donde nos hemos perdido.
Quizás por el viejo y conocido hecho de que "los más brutos cobran menos", es que las televisoras, las estaciones de radio y algunos periódicos y revistas se han llenado de elementos, reyes del pleonasmo y los barbarismos que consideran de muy buen tono anunciar por ejemplo: "Tenemos ricos y deliciosos y sabrosos pavos de navidad para nuestro auditorio".
Esta serie de pleonasmos tienen un nombre y apellidos y no queremos decirlos pero trabaja para "Radio Felicidad" y como este señor existen muchos como el televiso " Señor del zambombazo", que es la negación de lo que en otros tiempos fué la locución en México, cuando para obtener una licencia de locutor había que sudar la gota gorda con los variados y exigentes exámenes a que sometían a los aspirantes. Y ¿que se lograba con ello?; simplemente el tener locutores que por lo menos tuviesen un buen barniz de cultura y que aquello que lanzaran al aire contribuiría, en mayor o menor medida a culturizar al auditorio y no a deteriorar una lengua que nos fuera legada por nuestros ancestros y que figura entre las más hermosas del mundo.
Recuerdo un comentario que allá en mi juventud, cuando me iniciaba en el terreno profesional, me hicieran dos de mis más queridos y bien recordados maestros, Don Salvador Borrego Escalante, con cuyas ideas abiertamente nunca comulgué, pero de quien recibí las mejores lecciones de lo que representa el buen periodismo y Don Luciano Diaz Avila y quienes decían: "La labor del comunicador, no es solamente decir tonterías que llenen cuartillas y cuartillas, sino que cada cuartilla tenga un propósito, una finalidad y que deje en el lector la semilla de algo que a futuro le podrá beneficiar".
Vayan estas palabras como un homenaje a estos desaparecidos perfeccionistas de la comunicación escrita y hablada que tanta falta nos hacen en la actualidad, antes de que a los pobladores de nuestro país se les haga entrar en una torre de Babel.

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